Podría parecer oportunista que hayan alzado la voz solicitando un cambio en el banquillo justo tras ser eliminadas del Mundial. ¿Por qué lo han hecho ahora?
—No lo hemos hecho porque nos hayan eliminado del Mundial. Ésta ha sido tan solo la gota que ha colmado el vaso. Esto viene de tiempo. Llevamos muchos años callándonos por miedo y aguantando muchas cosas. No tenemos nada en contra de la Federación ni de su presidente, pero pedimos un cambio porque lo necesitamos.
—Habla de miedo, ¿a qué o a quién?
—Llevo mucho tiempo en la Selección. Llegué con 16 años y tengo 30 y en este tiempo he visto muchas cosas, jugadoras que han discrepado con él y que no volvieron... Pero después de tantos años, por fin, estamos unidas y esa unión nos da la fuerza. Vamos a muerte con todo esto.
—¿Insinuó Quereda que no estaban las 23 jugadoras respaldando el comunicado?
—Eso no es cierto. Estamos juntas en todo y cada paso que demos va a estar consensuado. Después de tantos años que llevo en la Selección jamás había visto un grupo tan unido.
—¿Qué les mueve a pedir la marcha de Ignacio Quereda?
—Necesitamos un cambio porque no confiamos en nuestro seleccionador, no nos transmite, no conecta con nosotras y creemos que es una etapa que ha cumplido después de 27 años en el cargo, en los que, además, sólo ha ganado un título. Si queremos crecer en lo deportivo, sentimos que necesitamos que se produzca ese cambio. Nos da igual la edad que tenga el seleccionador, pero si no llega al grupo, no tiene nada que hacer.
—Su compañera, Vero Boquete, ha denunciado también el trato hacia ustedes. ¿Esta circunstancia les ha influido en lo deportivo?
—El seleccionador es una persona distante, con un carácter duro. Lo quiere controlar todo, incluso las entrevistas y lo que se dice en ellas. Y cuando alguien quiere abarcar tantas cosas al final no llega a la función que realmente está ejerciendo. En el campo su método se basa en los gritos y en las broncas. Tras un fallo, sabemos que inmediatamente llega un grito, un mal gesto, una bronca... Y un grito sin más no es bueno para ningún futbolista. Un detalle, nos llama “chavalitas”. La verdad es que no me imagino a Del Bosque llamando “chavalitos” a sus jugadores. Es una cuestión de respeto.
—¿Cuál es el siguiente paso que van a dar?
—Tenemos la esperanza de que la Federación nos escuche para encontrar una solución.
—Pero Quereda ha dicho que no se va...
—No se nos pasa por la cabeza que siga. Por lo menos, ésa es la esperanza que tenemos.