Tras once meses de ausencia, ya sin sus títulos, Guillermo Rigondeaux regresó al ring. Ahora por un cinto interino de peso súper gallo del CMB.
Enfrente le plantaron Drian Francisco, un filipino con tres derrotas en su haber y con un físico no tan trabajado como el del “Chacal”, con todo y que el cubano tenía pocos días de saber que pelearía en el cartel de Cotto y Álvarez. A reconocer que a pesar de su inactividad en el ring, no dejó el gimnasio precisamente por este tipo de contingencias.
El primer round fue de estudio y aunque Guillermo podría parecer lento es usual en su estilo, siempre , al contraatque, cauteloso para encontrar el espacio correcto para conectar. Conectar, más nada porque no fue con el ánimo de lastimar, si no de no recibir. Y en ocasiones el “Chacal” parecía más torero que boxeador porque buscaba esquivar a Francisco más que conectarlo.
Pero tampoco el filipino llevaba trabajo de gimnasio ni estrategia para tratar de darle batalla, ya no digamos buena o mala a Rigondeaux.
Si hay algo que se le puede recriminar al cubano es que nunca dejó atrás el estilo olímpico y al parecer no lo hará en lo que le quede de carrera. Y con todo y eso, más la inactividad, se llevó la victoria por decisión unánime.
Pero al menos, regresó al ring, que dadas sus circunstancias parecía imposible volver a verlo en acción y con un cinturón del CMB probablemente haya oportunidad de que peleé de nuevo.