Era un flaco de trencitas hasta la cintura y por su forma de caminar no podía ser de ningún barrio que no fuera del picante San Judas Tadeo, en el Callao. Pero Jonathan Maicelo no era cualquier peleador sin ley: a inicios del 2000 tomaba su combi para llegar hasta la Bombonera del (viejo) Estadio Nacional, donde se entrenaba para ser el boxeador profesional que hoy, por fin, ya es.
Fuera de ese paréntesis en El Gran Show de Gisela Valcárcel, necesario para paliar contra la crisis de sus bolsillos, Maicelo siempre estuvo pensando en box: fue medalla de plata en los Juegos Bolivarianos de Ecuador en 2001 -donde lo llamaban la Cobra-, repitió plata en el pre-Panamericano de México en 2003, cinturón latino en 2009 y campeón latinoamericano ligero de la AMB en el 2012. "La gente cree que es fácil ganarse la vida dando puñetes. Es mi trabajo y por eso lo cuido", le dijo a El Comercio hace un par de años, tratando de explicar esa relación entre el show y el deporte, que no siempre se entiende bien.
En 2013, ya con el título latinoamericano en el bolso, después de mudarse a Estados Unidos a entrenar, le llegó la gran chance: pelear en el estelar de la cadena ESPN. Pongámonos en contexto. Se trataba de una pelea en Los Ángeles, California, que es donde los boxeadores de entrecasa dejan de ser anónimos. Ganar ahí es como derrotar al Barcelona en el Camp Nou con gol en el último minuto. Es el paso previo al largo camino a Las Vegas. Ni los jóvenes de "Combate" tuvieron tanto rating esa noche. El rival fue el ruso Rustam Nugaev que más se parecía a Iván Drago de Rocky. Perdió Maicelo. Pero nadie nunca dejó de decirle el Rocky de los Barracones.
Esta noche se le parece a esa noche. Jonathan Maicelo busca dar un paso más hacia el título mundial de peso ligero: enfrenta a Samuel Amoako y una victoria lo pondrá en la lista de retador al cinturón máximo de la AMB. En esta galería, repasa cómo empezó, de dónde vino. A dónde llegó. El pasado es la única forma de saber quién es.