El último viernes 1 de abril, en la víspera del fin de semana de Wrestlemania Edición 38, el luchador estadounidense Mark William Calaway, más conocido como The Undertaker, fue recibido en el Salón de la Fama de WWE. El evento, llevado a cabo en el American Airlines Center, en la ciudad de Dallas, en Texas, tuvo todos los ingredientes para una noche mágica, un digno marco respecto a lo que significa para fanáticos de todo el mundo la figura enigmática del ‘Enterrador’.
Como no podía ser de otra manera, el coloso deportivo estuvo a su capacidad total, personas de todas partes de Estados Unidos fueron a recibir al luchador del sombrero y la vestimenta negra. “Thank you, Taker” se podía leer en los cientos de letreros enarbolados por los asistentes, quienes, a la llegada de la leyenda, lo ovacionaron de pie y a viva voz, sin parar. Nadie parecía querer quedarse quieto.
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Introducido por el mismísimo Vince McMahon, mandamás de la WWE, ‘The Deadman’, admirado, solo pudo en aquel momento mirar a su alrededor y contemplar los cientos de rostros que coreaban su nombre, así como escuchar el incesante ruido de los aplausos de aquellas almas que alguna vez tuvieron la fortuna de verlo combatir y compartir tanto sus victorias como sus caídas.
“You deserve it! You deserve it! (tú lo mereces)”, le gritaba todo el estadio a su héroe, en la ovación más larga que haya tenido lugar alguna vez un evento como este. Rojo de emoción, de los ojos verdes del ‘Taker’ brotaron unas cuantas lágrimas, conmovido por el cariño y el grato recuerdo del público, así como de la gente que lo acompañó a lo largo de su larga trayectoria.
“Esta noche quiero abrir la cortina y que conozcan al hombre detrás”. Con estas palabras, The Undertaker quiso dar a conocer al hombre de carne y hueso tras el traje negro, Mark Calaway. Así comenzó un extenso discurso en el que mencionó aquellos aspectos que marcaron su carrera, como el día en que decidió empezar su camino como luchador profesional. Así también, reconoció a las personas de la industria con quienes tuvo un estrecho vínculo, como el propio Vince Mc Mahon, y los luchadores Triple H y Shawn Michaels, sin dejar mencionar también a las figuras centrales de su vida, su familia, a quienes agradeció por haberlo acompañado siempre.
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“Además de los movimientos en el ring, aprendí tres movidas que me ayudaron durante toda mi carrera”, dijo Calaway al público. “La primera es saber que la realidad es innegable. La segunda es ser respetuoso con todo el mundo. Y la tercera es siempre buscar la mayor altura posible. Es gracias a estas tres movidas que estoy aquí esta noche”. Tras finalizar su discurso, y como un gesto de aprecio hacia el público, el luchador, por breves momentos, volvió a ser The Undertaker, se puso su característica vestimenta y cerró la noche con su famosa frase: “Nunca digas nunca”.