El gafe del campeón continúa. Ningún equipo ha sumado dos oros continentales desde el Eurobasket de 1991 y seguirá siendo así, al menos, otros dos años más. La España de Mondelo (69 partidos) perdió el quinto en estos más de tres años y tendrá que consolarse con pelear por el bronce ante Bielorrusia este domingo (16:30, Teledeporte).
Francia tenía ganas de venganza por aquella final perdida en 2013. Empezó arrollando: 7 puntos en el primer minuto con España en zona para intentar frenar a sus interiores. No lo conseguían. Torrens no estaba nunca sola —una de las claves del triunfo galo— y el ataque español se atascaba sin los puntos de su referente. Xargay sacaba petróleo en el uno contra uno, hasta la entrada en pista de Luci Pascua. La del Conquero no había tenido casi minutos en este campeonato, pero era el as que se guardaba Lucas Mondelo en la manga. La pívot más grande de España jugaba de espaldas y se terminaba el primer cuarto como la máxima anotadora de la Selección con cinco puntos: 15-16.
Francia se cerraba en defensa porque el tiro exterior de la Selección no estaba siendo un gran peligro en este campeonato (31 de 112, sólo un 27,7% de acierto). Pero en semifinales sí lo fue. Al menos hasta el descanso (3 de 6). El primero de Torrens, respondiendo uno de Skrela que había puesto el empate a 21; el segundo Palau y el tercero, de Silvia Domínguez, sobre la bocina y para que España se marchara al descanso arriba en el marcador (31-29).
El rebote lo dominaba Francia —cinco rebotes ofensivos en la primera parte—, pero Gruda (18,2 tantos por partido) sólo anotaba desde el tiro libre. Aunque mucho: 7 de 8 al descanso. Tras el parón salió como nueva. Empezó a sumar también de dos puntos (acabó con 16 puntos y 12 rebotes) y apunta a MVP del campeonato, con permiso de Ana Dabovic. Pero Nicholls se puso el mono de trabajo para rebajar una renta que volvió a poner el +7 para Francia (39-46).
Un triple de Dumerc, que había pasado prácticamente inadvertida, acercaba la final a Francia: +7 (54-61) a falta de 1:33. Un mundo. España reaccionó con una entrada de Anna Cruz, que volvía a ser la más valiente. ¿Se convertiría en la salvadora por segunda vez? Xargay también echaba el resto y rebajaba la renta a sólo tres puntos. Y Francia no estaba. La pesadilla de aquella final de 2013 volvía. Gruda perdía el balón y España tenía la bola para empatar. Faltaban 38 segundos. Pero España se confundió. Con tanto tiempo por delante, debería haber buscado una canasta de dos más sencilla. No un triple, desde la esquina, de Torrens no entró. El gafe del campeón.