Fue la final anticipada. La todopoderosa Alemania contra la cenicienta Francia. Se decidió en los penaltis (5-4) tras acabar el choque en empate a uno. La portera Angerer fue la heroína. El poderío germano pudo con el atrevimiento francés.
Poco público pero mayoría francés esperaba en el Olímpico de Montreal. Las bleues salieron a por todas. Nada más comenzar a rodar el balón, la mediapunta del Olympique de Lyon Necib tuvo la primera ocasión tras una buena jugada por la banda derecha. Susto para Alemania. El primer tiempo fue un monólogo de Francia. Mientras, Alemania se defendía como podía y su fútbol era inexistente.
Silvia Neid movió ficha. No sirvió. La defensora alemana Kemme sufrió varias veces las internadas de Thomis por banda derecha. Las chicas de Bergeroo lo intentaban de todas las maneras. El dominio era francés: Delie, Le Sommer, Necib buscaban sin cesar el gol. Antes del descanso, la experimentada meta Angerer fue la salvadora de las germanas tras parar un mano a mano, otra vez a Necib.
Alemania, actual campeona de Europa, debía despertar para seguir viva. La entrada al terreno de juego de Marozsán, la ganadora de la Champions con el Frankfurt, quitó protagonismo a las francesas. El choque llegó a igualarse. Cualquier cosa podía pasar. Y fue la misma Marozsán la que casi desestabiliza el marcador, pero la portera gala lo evitó. Alemania se vino arriba. Cuando mejor estaban las germanas, Necib puso por delante a las bleues tras aprovechar un fallo defensivo rival. Alemania no había dicho la última palabra. A seis minutos del final la árbitra canadiense pitó un penalti a su favor: Sasic lo anotó. De la tanda de penaltis salió el primer semifinalista del Mundial de Canadá. Alemania sigue soñando por su tercer Mundial.