El día de hoy, 15 de febrero, se cumplen doce años de que Eddie Guerrero consiguió derrotar a Brock Lesnar durante el evento No Way Out. Una hazaña histórica, que encumbró por primera vez a un luchador de origen mexicano a ostentar el título máximo de la WWE.
Hay varias formas de contar la historia: Remontarnos a los hechos, cuando Eddie, con un poco de ayuda innecesaria de Goldberg, y mucha de su característica picardía lograron imponerse al hoy conocido como La Bestia Encarnada; también se puede hablar del luchador chicano, que rompiendo paradigmas, pero afirmando estereotipos, y poniendo el corazón en cada encuentro pudo llevar el nombre de su familia hasta lo más alto del ámbito luchístico. Claro, se puede retomar esta historia años atrás, hasta los tiempos en que Vincent Lopez dominaba la lucha libre estadounidense a mediados de los 30’s. Aunque valdría más la pena encarar la historia que llevó a Eddie Guerrero hasta la cima del mundo desde su sima personal.
Nacido de la unión de uno de los mejores luchadores mexicanos de todos los tiempos y de una hermana que tenía por hermanos a otros grandes luchadores, Eduardo fue el pequeño de la familia, nació cuando ya tres de sus hermanos comenzaban a luchar, en la lucha se crió, en la lucha se formó, pues tras el retiro, su padre se dedicó a dar clases y organizar funciones en la frontera que comprenden El Paso, Tx. y Ciudad Juárez. Dio sus primeros pasos en México, a finales de los ochenta presentándose junto a Hijo del Santo como una reedición de la mancuerna que sus padres conjugaran como la Pareja Atómica, sin embargo no recibieron el impulso necesario de la empresa. Eddie y sus hermanos, recibieron una nueva oportunidad, pero luchando enmascarados, situación que no le agradó mucho al más joven de todos y terminó por dar uno de los discursos más memorables en la historia de la lucha libre mexicana, al llegar a Triple A y despojarse de la capucha que usó como Máscara Mágica en el Consejo Mundial de Lucha Libre. Eddie tuvo gran éxito en la empresa de Peña, al grado que su facción, los Gringos Locos, consiguieron llamar la atención en todo el mundo, y él en particular, tras la muerte de su amigo Arthur Bar, logró despegar, luchando lo mismo en Estados Unidos como en Japón, y desde comenzó un tremendo ascenso, el cual, como en toda montaña, no esta exento de sinsabores, desde la modesta empresa de Philladelphia que redefinió la lucha libre en los noventas, la ECW, sus participaciones pequeñas contra luchadores estrellas en WCW para que estos se lucieran, su brillante consagración como uno de los mejores luchadores de menos de cien kilos en el Best of the Super Junior en 1996.
Como ya se comentó, tanto en la triste historia de Axl Rotten como la versión de Vampiro, el camerino de WCW era una continua orgía de barbitúricos, y muchos luchadores que no conocían las drogas ni siquiera de manera recreativa, terminaron por hundirse de manera paulatina y relativamente rápido en ese camino de sombras y claroscuros. Eddie Guerrero no fue la excepción. Sin embargo su espiral fue más lenta, tocando fondo en el 2001 cuando Eddie fue arrestado por conducir borracho.
Las cosas en WWE estaban cambiando, se empezaba a tomar conciencia de los efectos de las drogas en el vestuario y se comenzaba a actuar en consecuencia, así, Eddie fue corrido de la empresa el 12 de noviembre de ese año por ese incidente. Eddie tocó fondo, pues su esposa, Vickie manifestó su intención de divorciarse si las cosas no mejoraban. No fue fácil dejar la vida de continua parranda y constante desvarió. Eddie sin embargo valoró lo que más le importaba y le daba sentido a su vida: su familia, y salió del atolladero. Fue un camino sinuoso, que le costó varios meses, pero que le ocasionó la admiración de propios y extraños: Eddie estaba limpio, y todos lo sabían.
El eco de su reencuentro con la lucha libre, con su pasión de infante, con lo que toda su vida había sido, causó un efecto positivo en él, volvió a ser el mismo tipo divertido de antes, burlón y carismático de antes. Luchando en Ring of Honor, IWA MidSouth, WWA y algunas otras.
Vince McMahon creyó también, que si bien había castigado a Eddie de manera dura, el castigo había servido y era tiempo de darle una segunda oportunidad en la empresa, así, el 1° de abril de 2002, Eddie regresó para retomar su carrera, pero esta vez el ascenso fue vertical totalmente: junto a Chavito Guerrero, su sobrino, conquistó el Campeonato Mundial de Parejas WWE, el Campeonato de los Estados Unidos WWE, y ganando el 9 de enero de 2004 la oportunidad de enfrentar en No Way Out a Brock Lesnar por el Campeonato Mundial WWE.
Eddie con ese triunfo, no sólo derrotó a Brock Lesnar, ni se volvió en el orgullo chicano y mexicano, Eddie conquistó la victoria más importante de su carrera personal al derrotar y sepultar a sus demonios internos, y demostrar que se puede salir del fango de las drogas. Eddie demostró que no basta con tener aptitudes para llegar a la cima a la montaña, sino que son las actitudes ante los descalabros de la vida los que nos hacen sacar la casta y ascender.
Eddie demostró que los estereotipos se pueden romper: puedes dejar de ser el chicano que miente, hace trampa y roba, para convertirte en el gladiador que con orgullo es digno poseedor del cinturón máximo. Y mejor aún, puedes dejar de ser el clásico luchador que se droga hasta perder la consciencia y se suicida, causando pena y estupor, además de daño irreparable a su familia, a convertirte en una verdadera leyenda redimida. ¡Viva la raza! ¡Lo hiciste bato! ¡Vive Eddie Guerrero!