La grandeza no se mide de la cabeza a los pies, eso lo dejó muy claro Pequeño Pierroth quien, a pesar de su “corta” estatura, ha demostrado ser un gran luchador, una buena persona y un ejemplo para chicos y grandes, ya que ha logrado superar las adversidades para convertirse en uno de los gladiadores más queridos y odiados del pancracio mexicano.
En entrevista para MILENIO-La Afición, en el programa Sin Máscaras, el pequeño bocazas reveló que soñaba con ser futbolista profesional, pero debido a la complicada situación económica que atravesaba su familia, tuvo que comenzar a trabajar y alejarse de los campos de futbol.
“De chiquito mi deporte favorito era el futbol, incluso jugué en un ramal del América, en el deportivo Los Galeana, pero no me alcanzaba para pagar las colegiaturas. Mi vida fue muy restringida en el aspecto económico, éramos 14 de familia y desde chico empecé a trabajar. A los siete u ocho años yo cantaba en los camiones, en esa época estaba de moda Cepillín, así que me pintaba la cara de Cepillín, cantaba y me iba muy bien, desde ahí ya empezaba a usar máscara”, dijo.
Luchando desde niño
El rudo contó que al no continuar en la escuelita del América buscó una disciplina más accesible, por lo que llegó al boxeo y de ahí siguió el sendero que lo llevó al pancracio, donde hoy quiere ser un ejemplo para chicos y grandes.
“Ya no tuvimos la solvencia para pagar las mensualidades del América y empecé en el box, cuando llegué a entrenar box ahí en Tepito, en el aula Salvador Sánchez, me ponían unas friegas porque me agarraban de sparring y me salí para entrenar karate, llegue a cinturón negro, me hice instructor, luego quise entrenar otro deporte para inmovilizar a los contrincantes, así que descubrí la lucha olímpica, luego llegó la lucha libre".
“Después de ser un niño de la calle, cantar en los camiones, vender en las calles, bolear zapatos, de humillarme y decirme que era una bacinica, y ahora luchar en Londres, Beirut, Portugal… pues no tiene nombre; yo no quiero ser ídolo, quiero ser ejemplo de que sí se puede, mi frase es: pase lo que pase, siempre lucha por tus sueños”, puntualizó.
Los deportes de contacto son el fuerte de Pequeño Pierroth, esto debido a que, desde pequeño fue hostigado por sus compañeros de escuela, así que se ganó el respeto con los puños.
“Uno ya lo trae. De pequeño era muy peleonero, cursé la primaria en seis escuelas porque me expulsaban, pero más que peleonero era porque me defendía, como era bajito de estatura y delgadito todos me hacían bullying, entonces me hacía respetar a través de golpes y me comenzó a gustar, pero sin la intención de ser luchador. Hoy la lucha libre para mí no es un deporte, es una profesión, la lucha libre es una maestría, un doctorado después de todas las disciplinas que realicé”.
Orgulloso de ser Pierroth
El gladiador se dijo orgulloso de portar el nombre de uno de los luchadores que marcó época en la lucha libre como Norberto Salgado Salcedo, quien dio vida al rudo Pierroth.
“Me siento muy orgulloso de portar el nombre de Pierroth, me ha costado lágrimas, sobre todo en mis inicios. Cuando vi por primera vez al señor Pierroth en la Arena Coliseo, pasó cerca de mí y me impresionó, yo pesaba 45 o 50 kilos por mucho, era un monstruote. Cuando ingresé al CMLL y me dan el nombre, imagínate, tenía que convencer a la empresa y a Norberto Salgado, quien recuerdo que me dio un mes para que lo sacara avante, porque de lo contrario dijo que me lo quitaría; ha sido difícil, pero eso del pierrotazo es ya algo emblemático”.
FCM