Que los 43 años de Luis Ortiz no los engañen. El peleador cubano es uno de los pesos completos más complicados que hay en la división. Este domingo en la Crypto Arena de Los Ángeles, Andy Ruiz – el primer campeón de peso completo de sangre mexicana – regresará para disputar una eliminatoria mundialista ante el isleño.
Con todo sobre la línea, ambos disputarán una importante oportunidad de convertirse en retadores de la corona del Consejo Mundial de Boxeo. Sin embargo, para el King Kong la apuesta es mucho más alta.
Ortiz tiene dos intentos anteriores por título mundial, ambos fueron un descalabro ante Deontay Wilder y pretende que esta, la que considera puede ser su última oportunidad, sea la vencida.
"Todas mis peleas son importantes pero esta es la más porque es la próxima. Es importante porque como dije, el ganador tendrá oportunidad de pelear por el título. Para mi es algo grande ganar este combate", dijo ayer durante la última conferencia el cubano que llegará con récord de 33 triunfos, 2 derrotas y 28 nocauts.
King Kong fue medallista amateur en un campeonato mundial, pero lo que lo obligó a brincar al profesionalismo y buscar dinero, fue su hija Lismercedes, quien necesitaba atención médica por la enfermedad de Epidermolysis Bullosa.
Con 30 años de edad y como desertor cubano, King Kong debutó en el boxeo y de inmediato destacó por su poderosa pegada, pero jamás olvidó esas 12 horas en una lancha en el mar (al que tanto le tenía miedo) en busca de una mejor vida y ahora puede dar una mejor calidad a su hija.
Luis Ortiz llega con una experiencia basta y un hambre que 12 años de profesional y dos peleas de campeonato después no le han podido arrebatar.
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