Los problemas personales y promotoriales de Andre Ward lo habían mantenido alejando del ring, por nueve meses, antes de eso, casi año y medio sin pelear.
Dentro de que es una lástima perder tanto tiempo en cosas extra box, principalmente por la calidad de Ward dado que su estilo defensivo no es tacaño a la hora de repartir golpes.
Tal como lo comprobó Sullivan Barrera, pues a pesar de ser el hombre más activo, estratégicamente no pudo neutralizar el estilo (y las marrullerías) de Andre.
Barrera cumplió su promesa de ser el propositivo y el que llevaría muchos golpes a la contienda. De inicio fue capaz de mantener al estadounidense a raya para que no lo madrugara con algún golpe.
Ward fue inteligente al esperar al contragolpe, con la guardia bien puesta y muy atento a lo que salía de las manos de Barrera. Le cayeron algunos golpes pero no de peligro de nocaut, en tanto se mantenía al asecho.
Y no tardó en hacer estragos en la pelea de Barrera, cuando lo mandó a la lona en el cuarto round, producto de un gancho de zurda seco a la punta de la cabeza.
Barrera se levantó enseguida y no volvió a caer en todo el combate, pero tampoco recuperó la confianza que había mostrado hasta ese momento.
De ahí en adelante el Hijo de Dios (Son of God en el idioma original) aplicaría su estrategia y no permitió que Sullivan Barrera creciera en el combate.
Entonces Ward hizo lo que mejor le sale, sacó de balance a su rival. Amarres, fintas, golpes en corto, todo tendido para que Sullivan cayera en la trampa. Y logró su cometido.
Acaso el mejor movimiento de la noche que hizo Andre fue el bloque de un golpe de Barrera con el antebrazo derecho y en el mismo movimiento, alargó el brazo para conectar un recto sólido en la cara del cubano.
La pelea fue entretenida, interesante y muy buena para Ward, quien pasó su primera prueba en peso semi completo de buena manera, pues se llevó una amplia victoria unánime.
Y aunque parece que hará algunas peleas más de preparación, el encuentro con Sergey Kovalev es inevitable.