Miesha Tate doblegó a Holly Holm en el quinto round de su combate en UFC 196 y se convirtió en campeona de peso gallo en su segundo intento por coronarse.
Aun cuando se la pasaron por alto cuando programaron a Holm con Rousey y que contempló el retiro y que Bethe Correia se ofreció a mostrarle la salida del octágono, en retrospectiva, las cosas le funcionaron mejor así a Tate, pues por esa combinación de resultados es que se convirtió en titular.
Ahora, llegó el momento de hacer otras cosas.
Aunque parecía que lo más lógico, atractivo y vendedor sería una revancha con Ronda o con Holly, resulta que Rousey no regresará hasta octubre o noviembre, en tanto que una revancha con Holm parece muy apresurada. Entonces, se decidió que el regreso de Tate sería en UFC 200, donde con tanta revancha (Díaz contra McGregor y Aldo contra Edgar) no sería tan atractiva una más.
Así que el movimiento más lógico era buscar una rival fuera de la ecuación Rousey-Holm-Tate. Así se llegó al nombre de Amanda Nunes.
Nunes, con un récord de 5 a 1 en MMA y tres victorias al hilo en UFC, recientemente venció a Valentina Shevchenko en UFC 196 por decisión unánime y ahí pidió su oportunidad.
Y ya se le cumplió.
Aún no se sabe qué espacio ocupará dentro del cartel, dado que es la única pelea por título absoluto programada en ese evento (hasta el momento) ya que McGregor y Díaz no es titular y el cinto que disputarán Edgar y Aldo será interino.