Hace poco más de un año, nuestro Editor en Jefe recordaba como la vida -o mejor dicho, la muerte- más que casual es causal, y en algunos casos se lleva uno tras otro a los que en vida fueron equipo indisoluble; en ese entonces él se refería al sensible fallecimiento del maestro del periodismo en México: Julio Scherer Garcia, poco más de un mes que su eterna mano derecha y gran dramaturgo Vicente Leñero se adelantara en el eterno camino. Ernesto asemejaba esa situación a lo vivido en la lucha libre mexicana en 1986, cuando los eternos compadres que exponenciaron la lucha libre en México en los setenta se adelantaron en cuestión de días: Ángel Blanco y El Solitario.
Hoy la lucha libre mundial pasa por una situación parecida: dos gladiadores con una historia simétrica fenecen con una diferencia de tiempo relativamente corta, hace poco más de dos meses nos enterábamos del triste fallecimiento de Axl Rotten, y de como sus últimos días habían sido una larga y dura batalla contra sus demonios… y el día de hoy, 12 de abril, se confirmó la muerte de otro ECW Original, Balls Mahoney.
Pero Balls no comenzó en ECW, sino en Puerto Rico, bajo la tutela de Carlos Colón a finales de los ochenta con el apodo de Abbudah Singh, un lustro de preparación en la isla del encanto lo llevaron a la Smoky Mountain Wrestling de Jim Cornette, quien lo programó como Boo Bradley Jr., un personaje basado en el villano de la película de los sesenta “¿Cómo matar a un ruiseñor?”.
En ese entonces, SMW era la escala prevía a WWF, así que a finales de 1995, cuando la empresa ocupaba a un luchador poco conocido para que interpretara a Santa Claus en una rivalidad que pretendían armar entre el establo de Ted DiBiase y los boricuas encabezados por Savio Vega, lo cual derivó en esto:
Después de la época de fiestas no hubo trabajo para el aún no llamado Balls. Así que tuvo que esperar poco más de un año para descubrir lo que sería su casa, su símbolo y la marca que lo tatuaría de por vida: ECW.
Y sí, en ECW llegaron las luchas extremas; y sí, llegaron las alianzas extremas; y sí, llegaron las grandes luchas; y sí, llegó el reconocimiento; y sí, llegaron los sillazos extremos; y sí, llegó la alianza extrema con Axl Rotten; y sí, llegaron más situaciones extremas fuera del cuadrilátero. Balls nunca fue ángel, por el contrario, podría ser resumido como el eterno niño bromista, divertido, vamos un Pepito, el de los chistes. Hay mil y una anécdotas alrededor de él en ese sentido.
Tras la caída de ECW al principio de éste siglo, Balls cayó en el circuíto independiente una vez más. Y los demonios internos estuvieron presentes durante esos días. También llegó el renacimiento de la ECW, con el ONS 2005, y el renacimiento de la empresa como una marca de WWE en el 2006.
Y llegaron los días en que los extremos cayeron en TNA y convirtieron el “Hard Justice” en “Hardcore Justice”, y una vez más, Balls (ahora como Kahoneys) hizo pareja con Axl Rotten.
Era mayo de 2011 cuando la IWL, en ese entonces Indepent Westling League, dio un viraje en su rumbo y apostó por la Interacionalización (sí, algo como cuando ECW dejo el Eastern por Extreme), y comenzó a traer a lo mejor de la escena independiente mundial, entre ellos se anunciaban a Necro Butcher. Sin embargo, unos días antes del cartel, Necro canceló, la oficina de la empresa localizada en Tlalnepantla era un caos: Por segunda vez Necro Butcher no podría venir a México. La gente no iba a creer nunca más en IWL.¿Qué poder hacer? -“Nombres, denme nombres”. El entonces programador, Ernesto Ocampo, no dudó: Balls Mahoney. El promotor no lo conocía, pero gracias a youtube la relajación comenzó a propagarse en las instalaciones de la empresa.
El 31 de julio de ese año era el evento que se llamó “Extreme Reinforcements”, y aunque corría el rumor de que Necro no iba a llegar, un Deportivo Tlalli estaba espectante sobre lo que pasaría en la batalla estelar, donde al lado de Mad Man Pondo y Low Rider enfrentarían a los Porros. Fue a Enrique Yniesta al que le tocó avisar que Necro no llegaría, los abucheos comenzaban, pero el anunciador logró evitarlos mencionando la llegada de “un verdadero refuerzo extremo, un ECW Original, Balls Mahoney”. La gente que se apresuraba a abuchear por la ausencia de Necro fue la misma que comenzó a cantar: “Balls, Balls, Balls”.
Balls fue un éxito en esos meses en que la IWL brilló como una esperanza para la lucha libre mexicana, vino en septiembre y regresó en octubre. La última vez que fue visto fue para el cierre del llamado Ocktober Fest de la empresa. Esa noche no pudo subir a luchar, pues aunque tenía una oportunidad por el título de parejas, junto a Low Rider, éste último prefirió buscar el Campeonato Crucero IWL, sin éxito.
Habrá quien en estos momentos recuerden cosas buenas de Balls, habrá quien recuerde cosas malas de Balls, hizo mucho, vivió al extremo, lo disfrutó, y aunque en estos momentos no sean claras las causas de su muerte, su vida a lo extremo es un ejemplo (dependerá de quien lo toma como bueno o como malo), lo importante es que el intenso grito contagioso de: “¡Balls!, ¡Balls!, ¡Balls!” ya resuena para la inmortalidad.