Minuto 41. Chile no puede con Perú. La Roja juega desde los 19’ con un hombre de más pero eso no se refleja en la cancha. El equipo se ve apretado y la tensión en las tribunas se siente. Eso hasta que aparece Eduardo Vargas, el amuleto de Jorge Sampaoli.
Disparo de Alexis, pantalla de Charles, el poste devuelve la pelota y ahí está ‘Edu’, en dudosa posición, pero qué más da. Como casi siempre con la Roja en el pecho, está donde tiene que estar. Gol y locura total en Ñuñoa. Los más de 45.000 espectadores lo gritan como lo que vale: un paso más cerca de la final.
El hombre nacido en Renca lo celebra con su amigo más cercano en la selección: El abrazo con Aránguiz es genuino. De alegría y desahogo. De complicidad. Luego llegan los demás, que felicitan al formado en Cobreloa.
Chile se va al descanso y vuelve para intentar asegurar el partido. Lo hace con Eugenio Mena y David Pizarro, que acaban de ingresar. Precisamente, ‘Pek’ da una muestra de su clase y a poco andar del segundo tiempo le pone una pelota precisa al delantero, quien, con olfato asesino; de goleador, define con una volea exquisita. Golazo. El línea, eso sí, se equivoca y levanta su bandera para cobrar un inexistente fuera de juego. Sampaoli reclama, el estadio pifia y Vargas se lamenta, pero ya vendría su revancha.
A los 59’ Perú empata. Los fantasmas de una nueva caída a tan poco de llegar al objetivo se hace latente. La Roja, el DT y sus compañeros necesitan del ex Napoli. Él, cómo no, asume el reto y se demora poco en responder.
El cronómetro marca 63 minutos de juego. A Chile le quedan 27’ para no llegar a los penales. Entre Medel y Valdivia le quitan una pelota a Paolo Guerrero. El ‘Mago’ se la cede a Vargas y sale disparado a buscar la pared.
‘Edu’ no lo ve. O hace como que no lo ve. Tiene el arco entre ceja y ceja. Quiere la gloria y con la fuerza de todo un país alentándolo saca un derechazo furibundo que sube y baja con tanta potencia que deja sin opciones al impotente arquero Gallese.
La algarabía es total. Apenas 240 segundos después del tanto peruano, Vargas vuelve a poner arriba a la Roja. ‘Turboman’ no le falla al técnico, ni a sus compañeros, ni a un país que se ilusiona con ganar su primera Copa América.
De paso, tal como el 2011, cuando fue el goleador descollante de la U campeona de la Copa Sudamericana, el delantero se encarama, con cuatro festejos, como el máximo artillero del torneo continental de selecciones.
El partido finaliza. Chile gana 2-1. La Roja es pura felicidad. Pero hay uno más feliz. Eduardo Vargas, como en tantas otras oportunidades con Sampaoli como su DT, fue el héroe de la jornada. Fue su noche mágica.