Los luchadores son los superhéroes de carne y hueso para todos los niños, quienes, luego de observar su poderío arriba del cuadrilátero, regresan a sus casas con un gesto de felicidad y con la ilusión de convertirse en luchadores profesionales, por lo que en sus cuartos se colocan máscaras, se amarran al cuello el mantel, las cortinas o cualquier trapo, imaginando que son sus capas y así luchar contra las almohadas, las cuales ejemplifican la maldad y por consecuencia les aplican llaves, contra llaves y espectaculares lances desde la tercera cuerda.
Este sueño se le hizo realidad a la bella gladiadora Black Fury, quien a los 14 años de edad debutó como luchadora profesional, un sueño que con el paso de los días, meses y años se convirtió en una pesadilla.
Hoy, a 14 años de haberse subido por primera vez a un cuadrilátero, Black Fury abrió su corazón para MILENIO-La Afición en su programa Sin Máscaras y reveló que el pancracio no es un deporte, trabajo o profesión para niños.
“A los 13 años decidí dedicarme a esto, y tuve la oportunidad de debutar como a los 14. La verdad es que desde la primera vez que tuve un encuentro profesional arriba de un ring, ya con máscara y equipo, me di cuenta que sí quería ser luchadora".
“Voy a ser muy honesta, la lucha libre no es el deporte para una niña; yo creo que como todos los ambientes, tiene un lado oscuro, hay cosas malas, muchas cosas que como niña yo viví o pasé, que no debía haber vivido a esa edad, me salté etapas de mi vida”, indicó con un nudo en la garganta.
Tras pasar saliva y aclarar su garganta, la luchadora contó una anécdota de lo que vivió como niña luchadora.
“Viajaba en un autobús donde iban 30 hombres que pasaban de los 30 años y me tocó ver cosas lamentables. Iba acompañada de mi papá a un evento en Oaxaca, los compañeros se bajaron a comprar muchísimo alcohol a un Oxxo y ya arriba del autobús iban muy tomados, haciendo cosas muy desagradables; estábamos a mitad de la sierra, entonces mi papá me recargó en su hombro, me echó una cobija y me dijo: ‘duérmete, yo me encargo de ir despierto por cualquier cosa’; fueron cosas que me hicieron avanzar más rápido a esa edad”, compartió.
No volvería a ser luchadora
Luego de recordar las situaciones desagradables y complicadas que ha experimentado arriba y debajo del ring, con promotores, así como compañeros luchadores, Black Fury aseguró que en su otra vida no volvería a ser luchadora
“Creo que en otra vida no volvería a ser luchadora; si tuviera la oportunidad de saber qué es lo que va a pasar con Black Fury de 13 años, elegiría otro camino”, sentenció la esteta, quien si tuviera la oportunidad de encontrarse a su niña de 14 años le aconsejaría alejarse del pancracio:
“Intentaría detenerla antes de dar un mal paso o de pasar algo que no haya querido vivir. Le diría que se enfocara en otras cosas. Perdí mucho tiempo con personas que ni siquiera eran mis verdaderas amistades y no me ayudaron a llegar a ningún lado. Por mi camino pasó gente que tal vez sí pudo ayudarme a llegar a algún lugar. Le diría eso, dónde no cometer el error y a qué enfocarse”, reveló.
Acoso y machismo
Para ponerle punto final a esta charla, Black Fury recordó que uno de los males que aquejan al pancracio es el acoso y el machismo, algo que sufrió en carne propia.
“Sí existe mucho machismo en este deporte. Me tocó vivir malas experiencias desde mis inicios, hubo luchadores que me golpearon con la intención de lastimarme. Enfrenté a luchadores que querían tocarme. Este es un deporte de contacto y en algún movimiento puede llegar a haber un toque, pero a mí me llegó a pasar que me agarraban para querer tocarme".
“Algunos promotores me decían: ‘tienes que cooperar para que se te dé la oportunidad’, es un tema complicado y cuando dices que no se te cierran las puertas, concluyó".
Frase
“La lucha libre tiene un lado oscuro, hay cosas malas, cosas que como niña yo viví o pasé, que no debía haber vivido a esa edad”.
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DAO