Jaguar Aguirre. El infierno que vivió antes de ser campeón del CMB

'Jaguar' Aguirre, quien fuera campeón mundial del CMB, recordó cómo vivió su problema de descalcificación antes de tocar la gloria del boxeo

José Antonio Aguirre, mejor conocido en el mundo del boxeo como el Jaguar, apodo que se ganó por su tenacidad, fuerza, resistencia, carácter y, sobre todo, a su gran umbral del dolor y no por los castigos que recibía arriba del ring, sino por el dolor que su cuerpo sentía debido a la descalcificación que sufrió de niño, platicó en exclusiva con MILENIO-La Afición, para recordar esa terrible situación que aún vive hoy en día, la cual en ocasiones no le permite levantar un brazo, quitarse la playera o simplemente dormir.

El ex campeón del mundo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en la categoría de peso mínimo, que equivale a las 105 libras o 47.600 kilos, cetro que obtuvo en el año 2000 al vencer en la Mahachai Villa Arena de Samut Sakhon, al tailandés On Doowiset, recapituló la primera ocasión en la que se puso los guantes de boxeador, algo que no le gustó, pero que al fallar en la escuela retomó en forma de castigo al no cumplir con sus obligaciones estudiantiles.

“Desde los seis o siete años me pusieron los guantes en el pueblo, en un evento familiar, fue la primera vez que me los calcé, la verdad no me gustó, no me llamó la atención y no era mi intención practicar el box, pero me vine a la Ciudad de México cuando tenía 13. Terminé la secundaria y después entré a la prepa; para el segundo semestre de prepa un día no fui a la escuela y era la fecha de inscripción para ingresar al tercer semestre y se me pasó y fue ahí cuando dejé de estudiar; así que, para castigarme, ni siquiera porque me gustara, empecé a ir al gimnasio de Tepito y mira ahí me quedé, me empezó a gustar mucho y cuando me di cuenta ya era profesional y luego campeón mundial”.

Su sueño pudo más

El Jaguar señaló que los doctores y entrenadores le indicaron que no podía practicar ningún deporte debido a su condición, la falta de calcio, pero su más grande sueño lo empujó a dejar a un lado el malestar para convertirse en campeón del mundo.

“Me hacía falta calcio y no podía practicar deporte, eso según los profesores y doctores que me atendían; me metí a boxear y llegué muy lejos a pesar del dolor.

“Vivía en un pueblo, entonces lo poquito que recuerdo es que iba un doctor cada semana o cada 10 días, no estaba a diario y de repente no sé qué me daban, supongo que algo para disminuir un poco el dolor. Se me empezaron a descalcificar los huesos hasta que se me hicieron protuberancias en las cuatro extremidades, rodillas y hombros, que al final, ya siendo campeón mundial me tuvieron que operar el hombro derecho, me cortaron un pedazo de hueso, pero sigo teniendo la molestia.

“Desde que tengo cuatro o cinco años, recuerdo que les decía a mis padres que me cortaran las piernas y los brazos porque en la noche no podía dormir, me dolía mucho y un niño lo sufre más, todos los días lloraba y mi madre me tenía que masajear para dormir y aun siendo campeón mundial mi mamá me daba mis masajes para el dolor”, compartió.

Quería morirse

En su desesperación, José Antonio elevaba plegarias al cielo, solicitándole a Dios terminar con su dolor y lo llevará al ring celestial.

“El dolor era un aliciente, algo extraño. De niño yo pedía que me cortaron los brazos y las piernas, la verdad es que mucho tiempo de mi vida yo me quería morir, me dolía mucho el cuerpo y cuando peleaba decía: ‘me quiero morir en una pelea’. Cuando me preparaba yo me levantaba a las tres de la mañana a hacer ejercicio porque nadie me veía que iba llorando a hacer el ejercicio, nadie veía el esfuerzo que hacía para lograr mi propósito.

“Yo rezaba para morirme, pero con los años, ya retirado y con dos hijas, un día caí al hospital, me estaba muriendo, me dijo el doctor: si hubiera tardado dos horas te mueres, entonces recé y le dije a Dios que no era cierto, que era una broma, la verdad no me quiero morir, quiero echarle ganas; me recuperé y mira afortunadamente estoy aquí”, concluyó.