Una de las frases más célebres en la cultura mexicana es el “¡sí se puede!”, ya que ha servido como el grito de guerra para levantarnos de la lona y con garra, fuerza, coraje y determinación conseguir resultados positivos por más adverso que parezca el panorama.
Uno de los estandartes de esta frase es el luchador del Consejo Mundial de Lucha Libre, Coyote, quien en exclusiva con MILENIO-La Afición reveló que para conseguir su sueño como gladiador tuvo que pasar hambre y dormir a las afueras del metro para llegar a luchar en la Catedral de la Lucha Libre, la Arena México.
“Tuve muchos momento difíciles, uno de ellos fue dejar a mi familia, dejar mi pueblo, mi tierra, dejarlos por seguir mi sueño, por venirme para acá donde no conocía a nadie, varios días quedarme a dormir fuera del metro, no tener dinero para comer, pero creo que ahí había más ganas y deseos de salir adelante; ahora aquí está el fruto de todos esos esfuerzos, estar luchando en la Arena México, enfrentar a luchadores estrellas y qué satisfacción más grande que ahora mis padres me ven en la tele”, señaló el gladiador oriundo de Villa Madero, Tamaulipas, quien recordó que a los dos meses de su debut se fracturó, pero su sueño era tan grande que al recuperarse volvió a subirse al cuadrilátero:
“Lo más complicado fue una lesión que tuve en mis primeras luchas. En el antebrazo tengo unos 15 centímetros de operación. A los dos meses de debutar tiré unas patadas voladoras y caí mal, el brazo se me tronó, se me fracturó el radio, me pusieron una placa de titanio con tornillos; ahorita sé que estar fuera de la lucha es lo más difícil porque dejas de hacer lo que más amas. Mis papás creían que no iba a volver a luchar, pero me recuperé, me rehabilité y al medio año ya estaba entrenando y luchando”, dijo.
Coyote aconsejó a los niños y jóvenes e indicó que no existen los imposibles.
“Es difícil llegar hasta aquí. Alguna vez, una leyenda de la lucha me dijo: ‘a mí no me apoyaron ni me hicieron junior, así que tienes que empezar desde cero’, y es difícil, pero no imposible. Las caídas me dieron fuerza y forjaron a una persona disciplinada que no se rindió y buscó sus sueños. Los bautizos de luchadores experimentados fueron fuertes, me daban unas golpizas, pero amo la lucha libre, estar aquí en la Arena México es lo máximo porque batallé, lo sufrí y cuando me subo a luchar lo disfruto al máximo, porque amo lo que hago”.
Un coyote marcó su vida
El Coyote, quien pasó su infancia en el rancho de sus abuelos entre vacas, caballos, cerdos y nadando en el río, indicó que el nombre de su personaje nació gracias a que a los ocho años de edad tuvo un encuentro cercano con el villano de aquel rancho, un coyote que se comía las gallinas de su abuela.
“Mis abuelos tenían muchos animalitos. A los ocho años yo era muy travieso y me fui con mi resortera al campo, encontré una vereda entre el monte a ver si me encontraba un conejo o un pájaro para tirarle una piedra. Ya había escuchado de los coyotes porque mi abuela se enojaba debido a que se comían las gallinas y hacía muchos corajes. Son unos animales muy astutos. Caminando por la vereda escuché un sonido y vi a un coyote parado enfrente de mí. Me quedé sorprendido, me miró fijamente y en ese momento que agarro la piedra, se la puse a la resortera y le apunté a la cabeza; el animal me vio fijo, me hipnotizó, se me cayó la piedra y ya no pude tirarle. Ese encuentro me marcó y me empezaron a gustar los coyotes porque es un animal astuto y se adapta a cualquier ecosistema, además es muy sanguinario.
“En Monterrey empecé a luchar como Antaris, pero cuando me convertí en rudo pensé en aquel coyote y gracias a él existe el Coyote”, finalizó.
Así lo dijo
“Varios días tuve quedarme a dormir fuera del metro, no tenía dinero para comer, pero había más ganas y deseos de salir adelante, y ahora aquí está el fruto de todos esos esfuerzos”
Coyote
Luchador
La Cifra
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Años tiene el Coyote como luchador profesional, inició su carrera como Antaris en Monterrey. Tres años después debutó de rudo como el Coyote.
MGC