Aquella noche no hubo pago por evento, juego de luces, cantante invitado, pirotecnia ni nada por el estilo. Aún no había patrocinios, fama y fortuna, mucho menos el glamur de Las Vegas que lo ha acompañado en la mayoría de sus últimas peleas. No. Solo había un niño de 15 años pelirrojo que se asomaba aceleradamente a la adolescencia con un solo deseo: triunfar en el boxeo. Le decían Canelo y se llamaba Santos Saúl Álvarez Barragán.
Su figura delgada no llamaba mucho la atención de un gimnasio –el Domo Revolución Óscar Chololo Larios– al que apenas le cabía un millar de aficionados, con sillas metálicas y un ring en viejas condiciones. La suya no fue la pelea estelar, programada en cuatro rounds, pero con el paso del tiempo quedó ahí para el recuerdo del punto de inicio de uno de los mejores boxeadores mexicanos de la historia.
Obligado por la necesidad
Los apoyos económicos no llegaron, la necesidad llamaba y el objetivo de ayudar a su familia estaba en la mira, esas fueron las circunstancias que alentaron el debut de Saúl Álvarez.
Octubre de 2005, hace casi 18 años, quedó marcada la fecha del inicio profesional del campeón de los supermedianos, ¿el lugar? Un gimnasio que actualmente se encuentra en remodelación, hecho de aluminio, hoy en día luce oxidado, lleno de polvo, pero que cuenta con la historia del inicio.
Pocos periodistas estuvieron presentes, uno de ellos fue Martín Navarro Vázquez, quien contó a MILENIO-La Afición lo sucedido aquella noche:
“¿Cómo debuta Saúl Álvarez? El sueño de ser campeón, de ganar dinero, de ayudar a su familia, eso lo lleva a debutar porque él ya había sido campeón a nivel amateur, él representaba a Jalisco en las Olimpiadas Nacionales. Me pregunta que por qué no ha llegado el dinero, saco la nota que estaba desesperado, que quería debutar y así fue simplemente. La desesperación de no recibir quizá un premio económico es lo que lo lleva a debutar con el apoyo de los Reynoso; debuta en el 2005 frente a Abraham González en la arena de Óscar Chololo Larios, curiosamente era el ídolo del Canelo y lo que son las cosas, terminó superando al maestro, por eso debuta por la ambición que tenía en todo sentido”.
800 pesos de pago
Así como en 2016 venció a Liam Smith, por el cinturón superwelter de la Organización Mundial de Boxeo, con un gancho al hígado, de la misma forma Saúl se alzó triunfador en su primera pelea.
“Un chavo de 15 años tenía que enfrentarse a los mejores, le pusieron a Abraham González, que tenía poco más de 20 años, tenía más experiencia, una pelea de cuatro rounds”, relató Vázquez Navarro. “En el cuarto round le da un golpe con la mano izquierda en el abdomen y fue letal, ahí se acaba la pelea, se paró la pelea, el juez la detiene y ahí se escribió la primera victoria en la historia de Saúl Álvarez”.
Una olla de vapor, olor a sudor, cerca de mil personas en el gimnasio, la familia viendo en primera fila y un modesto premio de 800 pesos fue lo que envolvió su debut: “Cuando el réferi detiene la pelea el primer grito es de la señora, de la mamá de Saúl, que ese grito lo hemos escuchado en varias arenas del país y también ya en Estado Unidos porque es cuando se consagra con su primera victoria”, contó Martín.
“Él ganó 800 pesos por esa pelea, pero lo que siempre se ha usado en el boxeo es que les cobran los boletos que piden. Él se gastó la mitad en boletos para su familia, ganó 400 pesos únicamente”.
Los planes en el amateur eran diferentes para Álvarez Barragán, pues la idea era llevarlo de a poco y que el profesionalismo tardara en llegar; sin embargo, tomó la decisión ante la necesidad de ayudar a su familia.
“En el Code lo querían para un ciclo olímpico, Centroamericanos, Panamericanos y Juegos Olímpicos, por el futuro que veían en él y decía que para nada se arrepentía y que estaba muy contento de lo que había logrado en esa primera victoria”, dijo Navarro Vázquez.
Sí, el camino inició en un humilde gimnasio de Tonalá, Jalisco, la última pelea en su tierra fue en 2011 en la Arena VFG, y la última en México en la Plaza de Toros; ahora regresa por la puerta grande y ante su gente como el mejor libra por libra del mundo.
“Chepo lo sube al ring, le abre las cuerdas, aparece Saúl, recibe la ovación y, Eddy, como ha sido su costumbre, se queda en la esquina con esa mirada seria; se arrima Saúl como recibiendo la bendición, Eddy lo agarra de la cabeza y le dice ‘aquí inicia tu etapa, sueña en grande’, algo así le dijo, esa imagen de que le agarra la cabeza como que le transmite muchas cosas y en cada pelea se vive esa situación y se remonta al 29 de octubre de 2005”, rememoró Martín Navarro.
FCM