Parece ser que nadie quería avergonzar con su desempeño la memoria de la máxima leyenda del boxeo, Mohamed Ali, y quien no lo dio de sí en habilidad en este UFC 199 lo dio en resistencia y corazón, otros sin embargo, dieron de más y pagaron con un nocaut que por supuesto no quedará en el olvido por la sencilla razón de lo que entregaron en su pelea, la motivación de darse a lo que les mueve y les apasiona. El deporte que les llena en la vida.
El lamentable fallecimiento de un ícono del deporte de contacto como lo es Ali, inyectó una alta dosis de motivación en cada uno de los peleadores de la cartelera de este gran evento UFC 199 dejando un compromiso preocupante para el mega promocionado UFC 200.
Desde la apertura de las preliminares con el Mexicano Polo Reyes regalando un seco y contundente nocaut a Dong Hyun Kim que terminó premiada con un bono a Pelea de la Noche, luego pasando por la emotiva y por mucho tiempo recordada pelea entre Dan Henderson y Hector Lombard, dejando a su paso uno de los regresos más emocionantes al borde del abismo de nocaut en UFC, recordando que el poder devastador sigue intacto sin tomar en cuenta la edad, pues a sus 45 años Dan Henderson sigue siendo un peligroso activo de la división de las 185 Lbs. y se lleva a casa un bono por desempeño de la noche y la ovación que cimbró de emoción el escenario de este evento.
Siguió el turno de un entretenido encuentro entre Max Howollay y Ricardo Lamas en los pesos Pluma. No obstante que el reparto de golpes estuvo a favor de Holloway, la entereza de Lamas le dio el sabor de entender que nada está perdido si te resistes a aceptar que es suficiente, pues al verse acorralado Lamas respondió con zarpazos contundentes que zarandearon a Holloway, quien volvía más decidido, Lamas también escapó de manera inteligente en varias ocasiones a los intentos de sumisión de su oponente, y cerraron con un emocionante intercambio de golpes que dejó cualquier apuesta en la cuerda floja. Pero lejos de la emoción, los jueces entregaron su veredicto que fue en favor unánime de Holloway.
Vinieron las disputas por los campeonatos, en la co estelar, en los Pesos Gallo resolviendo la Trilogía entre el hoy aun campeón Dominick Cruz y quien pintaba para un duro retador Urijah Faber , quien se quedó en el camino he intentó descifrar los movimientos del campeón, pero se quedó con un manojo de buenas intenciones en lo puños, pues no hizo por controlar los rounds como retador, sino solo contra atacar con respuestas intermitentes he insuficientes que dieron un triunfo por decisión unánime a lo largo de los cinco rounds para el aun campeón Cruz, quien con esta victoria podría haber echado de la división a Faber, a quien difícilmente podremos ver en una cuarta pelea si ha sido dominado sin discusión.
Por último y para poner la cereza al pastel, Michael Bisping en la pelea estelar noquea de manera contundente en el primer round a Luke Rockhold tras haber tomado la pelea con solo 17 días de aviso demostrando corazón y ansia por lo que podía ser su mejor momento. Bisping además se lleva bono por desempeño de la noche y el recuerdo imborrable de sostener por primera vez el cinturón de campeón de peso Medio UFC. Por muchos años Bisping fue lo más parecido a un cadenero de discoteca para abrir paso al título y hoy por fin ve su esfuerzo realizado. Rockhold deja duda si pagó una soberbia de ver como una pelea fácil a Bisping, o si tan solo es su estilo fanfarrón de pelea. Con esto, todo peleador entenderá hoy, que ganar un campeonato no te garantiza la permanencia en la cima, pues es, antes que todo, la adquisición de un compromiso de defender lo que toda una división de peso busca, a toda costa, y que dejarán en su mayoría sus miedos para ir en busca de su sueño, pues como lo dijo otra leyenda, pero de la música, Bob Dylan: “When you ain’t got nothing, you got nothing to lose” (Algo así como: Cuando no tienes nada, no tienes nada que perder).
Lo que hay que agradecer es que este evento UFC 199 se convirtió en una celebración de un legado antes que un luto pasivo, al fin y al cabo estamos aquí para sacarle brillo a las cualidades y no para presumir una inteligencia que no se utiliza pero se atesora. La trascendencia de Ali no está sujeta a un golpe que desmorona, ni a una boca floja, tampoco a la publicidad desmedida, y mucho menos a su liderazgo racial, es un conjunto de cualidades que lo convierten en un inigualable personaje que hará estela por encima de las estrellas venideras.
Sea este el momento de dar gracias a un motivador que hizo las veces de deportista: Mohamed Ali