John Molina derrotó por decisión unánime tras 12 rounds de pelea de peso súper ligero a Ruslan Provodnikov.
Tras la pelea con Timothy Bradley parecía que los posteriores rivales de Provodnikov entendieron que la fórmula del golpe por golpe no funciona con el ruso porque el contrario siempre habrá de caer.
Dicen los que saben que Ruslan Provodnikov no ha sido derribado una sola vez en toda su carrera, tanto en amateur como en profesional, pero sí ha sido capaz de derribar a muchos que parecían inquebrantables.
Pero así es el boxeo y así es precisamente para quienes deben enfrentar a Ruslan Provodnikov, entrar decididos a que si no actúan inteligentemente irán directo a la lona.
Pues así le hizo John Molina. Apelando al estilo de Provodnikov y sacando ventaja de él, puesto que el ruso no tiene empacho en recibir cuanto le manden a la cara porque sabe que podrá responder el ataque.
Pero Molina fue muy listo, lanzó sus bombas, cortó el rostro de Provodnikov y encima pudo mantenerlo a distancia con muy buen manejo de jab.
Provodnikov puso en jaque a Molina cuando lo tuvo contra las cuerdas y lo castigo fuertemente, con la novedad de que Molina posee un aguante impresionante y por eso no cayó a la lona como muchos de sus antecesores, por lo cual ya presentaba una ventaja para él.
Provodnikov no lució igual que otras veces y él mismo lo aceptó al final de la contienda, no estaba inspirado. No se le discute la preparación, ni las ganas, pero esta vez le faltó esa ferocidad que es característica del tanque de guerra que suele ser Ruslan.
Un triunfo muy bueno para Molina, quien demostró tremendas cualidades y aguante, muy buena estrategia para este combate que le fue complicado pero que supo sortear.
Una pelea donde, por las cualidades, ninguno merecía perder, pero hay que reconocer que fue Molina quien mostró más oficio y habilidad y por eso se llevó el triunfo.