En el probablemente "mejor partido del cuadro femenino en el actual torneo", según los mejores especialistas anglosajones, Garbiñe Muguruza Blanco causó sensación en Wimbledon al plantarse en octavos de final con una espectacular victoria sobre la zurda alemana Angelique Kerber, número diez del WTA Tour, y que en 2012, tras jugar semifinales en Wimbledon, llegó a estar entre las cinco primeras del mundo. Tras dos horas y 34 minutos de tremenda batalla en la Pista 2, Muguruza acabó desbordando a Kerber por 7-6 (12), 1-6 y 6-2, mediante un vendaval de 57 golpes ganadores (Kerber, 33), incluidos siete saque directos. Lanzada al ataque, Garbiñe incurrió en 43 errores no forzados (Kerber, 15), pero compensó los errores con los tiros ganadores y con un notable porcentaje de aciertos en las subidas a la red: ahí ganó 31 de 56 ataques: 55%. Se trata de la primera vez que Muguruza (número 20) se planta en los octavos en el All England.
Solo el set inicial (donde Garbiñe arrancó perdiendo por 0-3 y 15/40) necesitó hora y 23 minutos para llegarse al desenlace: con un tenis presionante de enorme altura y un ramillete de golpes a las líneas Muguruza salvó nueve puntos de set y sentenció la manga en un apasionante de 26 puntos, 'tiebreak' al cuarto 'set point'. El duodécimo juego de este primer set, con Muguruza al servicio, rebasó los 16 minutos de duración. En octavos, Garbiñe se enfrentará a la danesa Caroline Wozniacki, ex número uno del mundo y que batió por doble 6-2 a Camila Giorgi. Muguruza ha batido a Wozniacki dos de las tres veces que han jugado: siempre sobre pista dura, y una de ellas en el Abierto de Australia de 2014.