Además del duelo Muguruza-Radwanska, las semifinales de Wimbledon ofrecen el jueves otro plato fuerte: el cruce numero 20 entre Serena Williams y Maria Sharapova. Ambas megaestrellas sellaron sus billetes para semifinales en la Centre Court: primero pasó Sharapova, en tres sets ante la estadounidense CoCo Vandeweghe, de familia con fuertes raíces en la NBA: 6-3, 6-7 (3) y 6-2 para Sharapova, actual cuarta tenista mundial. La experta habilidad de Sharapova en los puntos de rotura decantó la situación: Maria ganó seis puntos de rotura sobre los once que gestionó bajo servicio de Vandeweghe... y esta se quedó en 3/14 ante los titubeantes saques de Masha Sharapova: diez dobles faltas (Vandeweghe, ocho), junto a cuatro saques directos por dos de la potente estadounidense: 1,85 de altura.
A continuación, y también en la Centre Court, Serena Williams firmaba su triunfo número 17 sobre la bielorrusa Viktoria Azarenka, a lo largo de 20 encuentros: 3-6, 6-2, 6-3 tras dos horas, cuatro minutos... y 17 saques directos de Serena (Azarenka, siete), incluidos en un total de 46 tiros ganadores, por 20 de Azarenka. Con 0/30 para Azarenka en el juego definitivo, Serena conectó tres 'aces', uno de ellos a 190 km/h. "Hubo altibajos, pero al final estaba disfrutando de verdad. Sé que llevo diez años ganando a Sharapova, pero también sé que ella viene jugando muy bien y ahora no tiene nada que perder", dijo Serena: que en este Wimbledon va a la caza su título de Grand Slam número 21.
Así, el cruce Muguruza-Radwanska vendrá acompañado de un combate galáctico entre Serena y Sharapova. Grave problema para la convicción de Sharapova, en busca de regresar a la final de Wimbledon: para la 'Jedi' Maria Yurievna, Serena Jameka Williams se alza como un ominoso Darth Vader: Serena ha vencido a Sharapova las últimas 16 veces que han jugado, todas desde 2004 y la más reciente en la final de este mismo año en el Abierto Australia. El balance total asciende a 17-2 favor de Wllliams. Si Sharapova alberga alguna esperanza de algo, siempre puede decir que las rachas están para romperse... y que es más fácil romperlas cuanto más largas son. En fin.