En el kilómetro final, en la nerviosa cota de Ingouville, Tony Martin tocó la rueda de Bryan Coquard y se fue al suelo. El líder arrastró en su caída a Vincenzo Nibali, que a punto estuvo de tirar a Chris Froome. Martin necesitó ser remolcado hasta la meta por sus escuderos del Etixx, con el brazo izquierdo sin apoyar en el manillar: “Tengo muy mala suerte en este Tour, no esperaba terminar así mi segundo día de amarillo”. No se aplicaron cortes de tiempo.
El alemán subió a la ceremonia del podio y atendió a los medios pese a la fractura de clavícula, determinada en una primera exploración rápida: “Las pruebas del hospital confirmarán el alcance de mi lesión, pero no soy nada optimista”. Se marchó en ambulancia con cara de preocupación. Al menos venció su compañero Zdenek Stybar: “Se lo dedico a Tony, ojalá pueda continuar en carrera. Rezaré por él”. A lo largo de la tarde, Etixx publicará noticias sobre su continuidad.
Nibali y Valverde creyeron en un primer momento que la montonera la ocasionó Froome. Nada más lejos. Sin embargo, el italiano insultó al británico, que acudió al bus del Astana a pedir explicaciones. Nibali, al darse cuenta de su error, se disculpó: “Pensé que Chris causó el incidente, lo siento. Se trató de un bandazo procedente de la izquierda. Me encuentro bien, simplemente unos raspones en piernas y brazos”.
Nairo Quintana también se vio afectado por la caída y recibió puntos de sutura en el brazo derecho: “Un golpe superficial, deseo que no vaya a más”. Por su parte, Valverde llevaba el culotte desgarrado y el costado izquierdo erosionado por otro accidente mediada la etapa: “No disputé, bastante tenía con no acabar de nuevo en la calzada”. Contador y Froome salvaron la situación con el susto en el cuerpo.