Uno de los eventos que marcaron el cierre de año fue la función de UFC 207, donde se esperaba el gran regreso de la peleadora estadunidense Ronda Rousey, que pelearía ni más ni menos que por un campeonato ante la poderosa brasileña Amanda Nunes.
La expectación fue suplantada por la decepción con apenas pocos segundos en el cronómetro del combate, donde por momentos rondaron los fantasmas del fulminante KO que Holly Holm le propinó a Rousey en noviembre del 2015.
Amanda fue más piadosa; prefirió disfrutar del momento y llevar su combate al extremo, conectó fuertes golpes a la humanidad de su contrincante, que nunca tuvo respuesta ante semejante poderío.