Leo Santacruz quería venganza y lo logró, la noche del sábado le arrebató el invicto al inglés Carl Frampton y de paso reconquistó el supercampeonato pluma de la Asociación Mundial de Boxeo y el título diamante del Consejo Mundial de Boxeo, que se encontraba vacante al llevarse la victoria por una decisión mayoritaria y tarjetas de 114-114 115-113 115-113.
Contrario a lo que pasó en la primera contienda, esta vez salió agresivo a boxear. Usando el jab y golpes que abrieron espacios para poder castigar, Santacruz logró mantener a raya al Chacal durante los dos primeros rounds.
Para el tercer episodio, el inglés hizo ajustes necesarios para comenzar a recortar las diferencias en los puntos. Usando la cintura y movimientos de los pies, logró escabullirse de la mayor parte de los embates del mexicano, quien lanzaba furiosos golpes a las zonas blandas para cortar las piernas.
Del cuarto al octavo round, fue un duelo por imponer los estilos, Frampton – más cortos de estatura – buscaba la pelea franca para poder meter mejor sus golpes, pero la esquina del michoacano lo mandó a boxear para evitar ser un blanco fijo para el castigo del europeo.
En el séptimo round el cansancio comenzó a asomar en ambos boxeadores y una disminución de ritmo se hizo evidente, aún así ninguno de los dos dejó que su contrincante lo adelantara. Querían mantener la ventaja.
Para el cierre de los últimos rounds, Santacruz dejó atrás el jab y la guardia y se enfrascaron en una pelea cuerpo a cuerpo.
“Fue muy complicado mantenerme toda la noche boxeando, mi cabeza me decía que fuera por él, que lo noqueara. Que lo castigara… pero mi esquina me mantuvo con calma, me mantuvo boxeando y eso fue la clave del triunfo”, dijo el nuevo campeón mundial pluma, quien aseguró que con este resultado era el inicio a una trilogía muy interesante.
Leo Santacruz mejoró su récord a 33-1-1 con 18 nocauts; mientras que Carl Frampton 23-1 con 14 nocauts.
“Se que Leo es un hombre de palabra… se que habrá una tercera pelea y esta vez quiero que sea en Belfast”, sentenció el inglés, quien reconoció al mexicano como un gran peleador y un digno rival.