La Selección española Sub-20 vuelve a reinar en Europa. Lo habitual en los últimos tiempos: se ha colgado la medalla de oro al cuello en cuatro de los últimos cinco años. Y lo ha hecho vengándose de Francia, el rival que le apeó hace doce meses en la final de Udine (Italia). El deporte suele dar una oportunidad para la revancha. Lo vivido ayer en Lanzarote sabe aún mejor si se tiene en cuenta que fueron las galas las que derrotaron en las semifinales del último Eurobasket a la absoluta de Lucas Mondelo.
Leticia Romero sirve de nexo entre ambas citas. Tras vivir el mes pasado su segunda experiencia con las mayores, la base se coronó como MVP del torneo entre las de su edad. Galardón merecidísimo. Ha sido la mejor, como demostró en el partido por el título (22 puntos, 4 rebotes, 3 asistencias y 6 faltas recibidas en casi 38 minutos). Se echó al equipo a la espalda cuando Francia amenazó con imponer su físico de inicio (6-2: nadie dijo que fuera fácil). Pero Leti despertó con un triple. A partir de ahí, desarboló a la hasta entonces mejor defensa del campeonato con sus penetraciones, rectificados imposibles en el aire, velocidad de piernas en defensa... “¡Leeeti, Leeeti!”, cantaban desde la grada. Un espectáculo.
Equipo. Pero no sería justo destacarla sólo a ella. Sin el grandioso despliegue en la pintura de Nogaye Lo, Judith Solé y Helena Horts (consiguieron reducir a la mínima expresión a la poderosa Aby Gaye), los triples fundamentales de Laia Flores tras el descanso o la aparición estelar de Laura Quevedo en el segundo periodo, España no estaría celebrabando ahora su quinto oro continental Sub-20 (iguala así a Rusia como primera potencia de la historia). En Las de José Ignacio Hernández vuelven a situar a España en lo más alto dos años después.