El rápido avance de la tecnología a lo largo de los años ha provocado que muchos de los aparatos o formatos que antaño eran considerados como auténticas revoluciones y proezas técnicas sean desdeñados como “pasados de moda”, obsoletos y hasta disfuncionales. Esto aplica a prácticamente todos los rubros del sector, pero ahora nos vamos a centrar en uno en específico: los televisores CRT (tubos de rayos catódicos por sus siglas en inglés) también conocidos como “televisores de tubo”, ahora muy apreciados por los fanáticos de los videojuegos.
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Esas cajas corpulentas y de gran tamaño que no podían faltar en la sala de estar en el hogar fueron desplazadas por completo cuando las pantallas planas empezaron a apoderarse del mercado con la llegada de los 2000. Las mayores dimensiones de la pantalla, así como una resolución y calidad de imagen superior fueron los grandes “asesinos” de los televisores de tubos y muchos pasaron de un lugar privilegiado en las distintas estancias de la casa a un viejo y polvoriento almacén.
No obstante, en los últimos años, estos televisores han experimentado un resurgimiento en su popularidad por dos públicos en especial: los fans veteranos de los videojuegos o amantes de los títulos retro y por los coleccionistas que aún adquieren películas en formato VHS. ¿Por qué estas audiencias siguen viendo con buenos ojos lo que muchos consideran como tecnología obsoleta? Para explicarlo, necesitamos dar un poco de contexto histórico.
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El viejo engreído del hogar
A inicios de la década de los 80, el televisor ya era un equipo tan indispensable en el hogar como una radio o una refrigeradora. Con el auge del VHS y sus reproductores, los videoclubs (aquellos mágicos lugares donde se alquilaban películas en cassette) y una programación nacional más variada, las familias ya pasaban más tiempo frente a la pantalla de este dispositivo que en otras actividades recreacionales.
A mediados de la década, los videojuegos también comienzan a hacer la transición de los salones Arcade al hogar con consolas como Magnavox Odyssey, Atari VCS 2600, ColecoVision y el mítico Nintendo Entertainment System (NES), además de las primeras computadoras personales como Commodore 64 y la Sinclair ZX Spectrum. Todas ellas necesitaban de un televisor para poder reproducir sus títulos.
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¿Por qué los gamers de esta época prefieren usar televisores CRT para disfrutar de su pasatiempo?
Una de las razones es la resolución de estos medios. Los fabricantes de consolas antiguas las diseñaron para funcionar con televisores de esta época.
Es por eso que, por ejemplo, la Atari VCS 2600 usaba un cable coaxial (RF) como única opción para conectarse al televisor y luego el usuario debía sintonizar un canal específico para poder jugar. Sistemas un tanto más avanzados como la NES, la Sega Genesis y el Super Nintendo ya usaban los inolvidables cables A/V (audio y video) de colores blanco y amarillo por lo que, tras conectarlos al equipo, solo debías presionar el botón TV/Video para acceder a la señal en la que la consola reproducía los títulos.
Si ahora decidiera desempolvar mi Super Nintendo y lo conectase a mi nuevo televisor 8K, lo más probable es que la calidad del juego luzca terrible. Esto se debe a que las resoluciones de imagen de las consolas retro no son compatibles con valores tan altos. A continuación, te mostramos cuáles eran las resoluciones de algunos populares sistemas de antaño.
Consola | Resolución |
---|---|
Atari VCS 2600 | 160 x 192 |
NES | 256 x 240 |
Sega Genesis | 320 x 224 |
Super Nintendo | 256 x 224 (min) 512 x 448 (max) |
Sony PlayStation | 640 x 480 |
Nintendo 64 | 640 x 480 |
Es por eso que si reproduzco un juego tan icónico como Super Mario Bros. 3 en mi NES conectado a un televisor 8K (probablemente mediante un adaptador de A/V a HDMI) que tiene una resolución de 7680 x 4320, solo ocuparía un pequeño cuadro de la pantalla. Para que esto no ocurra, los televisores modernos realizan un upscale, es decir, estiran la imagen original lo suficiente como para que cubra toda la pantalla por cada cuadro que reproduce la consola.
El detalle está en que, si bien es posible jugar un videojuego clásico mediante su plataforma original en un televisor de estas características, el resultado es terrible. Por una parte tenemos el horrendo pixelado de los gráficos que los hará lucir peor de lo que se supone y por otra está el input lag. Este problema provoca un retraso en la respuesta del elemento en pantalla que manejamos después de que presionemos un botón en el control. En varios casos, el retardo es de unos milisegundos y si bien no deja de ser molesto, uno puede sobrellevarlo.
No obstante, este fallo se torna grave cuando estamos frente a un videojuego competitivo en el que el tiempo de reacción del jugador puede determinar al ganador de la partida. Por ello, títulos como Super Smash Bros. Melee, el videojuego de lucha de Nintendo, se siguen jugando en televisores CRT ya que de otro modo sería imposible competir para los jugadores profesionales.
Finalmente, y no menos importante, otro motivo sobre la preferencia de los televisores de tubo es que algunos videojuegos ya no son compatibles con equipos modernos. Tenemos el caso de los videojuegos que usan la light gun o pistola de luz. Este periférico era el medio para disfrutar obras como Duck Hunt de NES, Time Crisis en PlayStation o The House of the Dead en Sega Saturn y, dado que usa la tecnología de rayos catódicos para funcionar y las pantallas LCD y LED no la tienen, solo pueden ser jugados en televisores CRT.
Es probable que, aunque lo ignores, tú o algún familiar aún tengan un televisor CRT desterrado en algún lugar de la casa por lo que si en algún momento compras una consola retro y quieres rememorar aquellos maravillosos días en los que solo importaba llegar a casa de la escuela, terminar tus obligaciones y disfrutar títulos como Super Mario World, Sonic the Hedgehog o Crash Bandicoot en sus respectivas consolas, trata de conservarlos lo mejor que puedas.
Eso sí, si tu televisor de tubo ya no funciona, ni se te ocurra tratar de repararlo por ti mismo si no tienes los conocimientos necesarios para hacerlo. Pese a que son más durables que un dispositivo moderno, estos no son indestructibles y un movimiento en falso podría terminar dejándolo en un peor estado. Además, cada uno de los tubos de este televisor almacena una carga eléctrica que podría ser mortal por lo que si deseas repararlo, busca a un técnico que todavía sepa manipular estas reliquias.