Hace poco más de cinco años, el Tri logró ante Alemania un triunfo histórico en la Copa del Mundo de Rusia 2018, pero también han pasado 45 años de la peor goleada que México ha recibido en los Mundiales. Fue justo ante los germanos, 0-6, en el segundo encuentro de la fase grupal en Argentina 1978, al que México llegó con grandes expectativas.
Las posibilidades del técnico José Antonio Roca para la Copa del Mundo eran sacar un empate con Alemania y ganarle a Polonia y Túnez, pero en realidad el conjunto mexicano quedó con tres derrotas, la más abultada fue justamente contra los alemanes, una anécdota que recordaron entre risas, años después, Pilar Reyes y Pedro Soto, los jóvenes arqueros que Roca llevó al Mundial.
En aquella década, se decía que Pilar Reyes era el portero del año 2000 porque era capaz de jugar como portero y como delantero, que vivía un gran momento y era el indiscutible de la selección.
"Diosito, que sea gol de México"
Sin embargo, los pronósticos no fueron como se pensaba y ese día del partido contra Almeania, recibió tres goles antes de los 40 minutos. El primero fue de Dieter Muller, el segundo de Hansi Muller y el tercero de Karl-Heinz Rummenigge. En este último gol recibido, Reyes salió golpeado y tuvo que ser sustituido por Pedro Soto, portero del América, quien después reveló que no quería ingresar al campo por miedo a ser goleado.
Ya en el vestidor, mientras era atendido, Reyes no pudo ver nada del partido y sólo escuchaba los gritos de gol.
“Diosito, que sea gol de México”, se decía a sí mismo.
Cuando finalizó el partido, Pedro Soto se le acercó y lo primero que le preguntó fue: “¿Cuánto quedamos?” y Soto le respondió “¡Empatamos!”… pero el resultado no había sido como Reyes pensaba.
“Terminó el partido, entró Pedro Soto, quien me suplió en la portería, y me dijo: ‘No te preocupes carnal, empatamos’. Nombre casi me caigo de emoción, pero inmediatamente agregó: ‘Sí, tres goles a ti y tres goles a mí, compadre’”, recordó Reyes tiempo después.
Con el tiempo, esa vergüenza pasó como un recuerdo chistoso y fortaleció la amistad entre los dos porteros.