Los futbolistas colombianos penetraron tarde en el mercado argentino pero en apenas un par de décadas han sabido marcar su huella en los dos equipos más grandes. El rol de los cafeteros fue preponderante en el Boca de Carlos Bianchi, el más ganador en la historia del club con dos títulos Intercontinentales en su haber. Y lo está siendo en el River de Marcelo Gallardo, también el más vencedor y el que logró revertir el dominio del Xeneize en los mano a mano, con la final de Madrid en la Copa Libertadores como pico.
La particularidad es que muchos de los colombianos que se han hecho ídolos o queridos en Boca, más allá de los títulos, lo lograron por representar la estirpe que el club pregona. En el juego de ideologizar el fútbol, un acto temerario de intentar sintetizar más de 100 años de historia en dos o tres valores, el Xeneize simboliza la lucha, la garra y la valentía. "Ganar a lo Boca", es el mantra que sus hinchas repiten cuando el equipo consigue un triunfo en situaciones adversas o de forma agónica o sin "merecerlo".
Existen excepciones. Sobran excepciones. Sin ir más lejos, el mayor ídolo en la historia del Xeneize, Juan Román Riquelme, es uno de los mayores talentos del fútbol argentino y una héroe de la Copa Libertadores.
Fabián Vargas, colombiano surgido en América de Cali, no es un ejemplo de futbolista "sin garra". Pero está lejos de ser simplemente un metedor. El volante fue un todo terreno en Boca, cubrió casi todos los puestos del mediocampo e integró el equipo del Coco Basile, que se caracterizó por ser arrollador en ofensiva y logró los cinco títulos que disputó. El bogotano estuvo presente en cuatro de ellos.
Edwin Cardona fue clave en el segundo campeonato que el Xeneize logró con Guillermo Barros Schelotto y Sebastián Villa fue una de las figuras del último título que el equipo obtuvo con el regreso de Miguel Ángel Russo.
Cortando con las excepciones y volviendo al foco de estas líneas, lo más destacado de los colombianos en Boca estuvo en la parte baja. Aquellos que marcaron la historia grande del club lo hicieron tapando pelotas, despejando centros o cortando ataques rivales. El tridente Córdoba-Bermúdez-Serna es indeleble en la enciclopedia xeneize. Los tres cafeteros brillaron en el primer Boca de Bianchi, que le dio al club tres títulos locales, dos Copas Libertadores y una Intercontinental ni más ni menos que ante el Real Madrid.
Córdoba fue vital en la definición de la Copa Libertadores 2000, tapando dos penales en la definición, uno ante su compatriota Faustino Asprilla y otro frente a Roque Júnior. Después, el Patrón Bermúdez definió la serie para devolverle a Boca el trono de América tras 22 años.
A mediados de 2003, Luis Amaranto Perea pasó de Independiente Medellín a Boca. Si bien su paso fue fugaz, le alcanzó para experimentar hazañas que otros jugadores no han podido lograr en años. Con un puñado de meses en el club, fue titular en la definición de la Intercontinental 2003, en la que el Xeneize superó al Milan en los penales. Antes de partir al Atlético Madrid, estuvo en la inolvidable semifinal de la Copa Libertadores 2004 en la que el equipo de Bianchi eliminó a River, también desde los doce pasos.
De la última camada, Wilmar Barrios fue el más destacado entre sus compatriotas. El volante central, de corte defensivo pero no por eso limitado con la pelota, fue vital en el bicampeonato bajo la conducción de Barros Schelotto. Y su idilio con el hincha fue instantáneo. Cuando llegó, a mediados de 2016 y luego de la eliminación del Xeneize en semifinales de la Libertadores ante Independiente del Valle, el ex Tolima no fue tenido en cuenta por los Mellizos. Recién en la octava fecha, en los últimos diez minutos de una goleada por 4-0 ante Temperley, pudo realizar su estreno.
El hincha de Boca, que suele conectar rápido con las historias de injusticia, premió con aplausos eufóricos cada cruce del colombiano. La partida de Rodrigo Bentancur al Mundial Sub 20 con Uruguay a principios de 2017 lo puso entre los titulares. Barrios no titubeó y se hizo dueño del puesto. Guillermo, tozudo, terminó por ceder ante el destacado nivel del volante y la presión de la gente.
Barrios también fue clave para que el Xeneize llegue a la final de la Copa Libertadores 2018 y el hincha lo respaldó ante algunas insólitas críticas dirigenciales que recibió. La expulsión en Madrid en la derrota ante River no opaca su gran ciclo en el club.
Cambiando de vereda, el primer colombiano en vestir la camiseta de River fue Juan Pablo Ángel recién en 1998. La llegada del delantero sería una definición del rol que tuvieron más tarde los cafeteros en el Millonario. Sin embargo, la marca de 62 goles en 116 partidos, es un récord que todavía no pudo destronar ninguno de sus compatriotas. El paisa venía de brillar en Atlético Nacional, obtuvo dos títulos locales con la Banda y se marchó en 2001 al Aston Villa.
Luego de algunas apuestas fallidas como Jersson González, Kilian Virviescas o Juan Carlos Toja, un joven nacido en Santa Marta y que llegaba de las inferiores del Millonario volvió a poner en alto la bandera de Colombia en Núñez. Radamel Falcao García fue una de las grandes apariciones del club en la década del 2000 y se las arregló para lucirse en un River chato y opacado por los títulos en la vereda de enfrente. El Tigre se marchó a mitad de 2009, por 5,5 milones de euros al Porto y con un título en su haber.
Teo Gutiérrez fue una de las apuestas de Ramón Díaz en su tercer ciclo en River. El delantero había tenido una salida conflictiva de Racing y su carácter había embarrado sus goles con la Academia. El nacido en Barranquilla fue clave en la Sudamericana 2014 en la que el Millonario derrotó a Boca en semifinales y a Atlético Nacional en la definición. Tras los incidentes del gas pimienta en La Bombonera, en el anticipo de su despedida con la Libertadores a medio disputar, Teo tuvo su noche mágica con un golazo y una actuación sobresaliente en el 3-0 a Cruzeiro en el Mineirao que le dio al conjunto de Gallardo el pase a semifinales. 28 goles en 70 partidos y cinco títulos figuran en el currículum del delantero durante su paso por River.
Y así llegamos a él. Podrán pasar decenas de colombianos por la Banda pero difícilmente haya otro como él. Juan Fernando Quintero llevará por siempre la marca de haber anotado el gol más importante en la historia del club. El surgido en Envigado, con un zurdazo demoledor, anotó el 2-1 parcial en la histórica final de Madrid ante Boca y grabó para la eternidad su nombre en la Biblia del Millonario.
Su compatriota Rafael Santos Borré, a excepción de la final, anotó goles en todas las instancias de eliminación directa de la Libertadores 2018, incluido el que inició la remontada ante Gremio en Porto Alegre en las semifinales. No pudo estar en el Santiago Bernabéu por suspensión. Un año después estuvo muy cerca de tener revancha: anotó el 1-0 parcial ante Flamengo y quedó a minutos de ser el Juanfer de Lima, pero Gabigol arruinó su tarde soñada.
Con distintas características y roles, los colombianos han sabido colarse en la historia del fútbol argentino. Ambos fueron actores fundamentales del mejor Boca y el mejor River de la historia. Este último aún sigue vigente con Borré, Quintero y Carrascal. Por su parte, Fabra, Campuzano y Villa, titulares en la última consagración del Xeneize en la Superliga, quieren terminar con la etapa dorada del Millonario e inaugurar otra propia.