Lucas Torreira no anduvo con vueltas al hablar en ESPN F90. “No quiero jugar más en Europa. Quiero venir a Boca”, dijo.
El jugador uruguayo está a préstamo hasta final de temporada en el Atlético de Madrid y luego debería volver a Inglaterra para cumplir con su contrato por dos temporadas más en el Arsenal. Torreira ya le dijo a su representante, Pablo Bentancur, cuáles eran sus planes pero la negociación no es nada sencilla.
Si la historia termina con final feliz para Torreira, el Xeneize se asegura un jugador de primer nivel que le dará muchas prestaciones al equipo.
Torreira se siente cómodo de pivote en el 4-4-2. Atento al corte o al apoyo, a bascular o salir jugando, es el sostén ideal en ese sistema de juego. Algo más atado se lo nota cuando juega de interior con un compañero a su lado.
Dentro de sus virtudes destaca una muy buena barrida, con alto grado de eficacia. Además, es intuitivo a la hora de cortar pases, hábil para detectar el espacio y meter el pie en el momento justo y veloz en el achique hacia delante. Esto le permite recuperar el balón con rapidez cuando su equipo lo pierde.
Intenso y comprometido, el uruguayo hace de la solidaridad a la hora del juego una bandera. Capaz de desdoblarse en el campo, jamás escatima esfuerzos.
Es ágil y aplicado tácticamente. Aunque sufre en campo abierto, en espacios reducidos es muy fiable. A pesar de medir 1.68 gana varios duelos por alto gracias al posicionamiento y a la intuición.
Muy pocas veces Torreira asume riesgos en su propio campo. El jugador domina el giro y el pase corto y es consciente de que su posición exige tocar rápido el balón.
Sin embargo, si debe conducir en velocidad hacia campo rival lo hace con acierto, gracias a la correcta colocación del cuerpo y a su potencia. El centro de gravedad bajo le da un mejor equilibrio para moverse con mayor agilidad y rapidez que los rivales sobre el terreno de juego.
Torreira mejoró también los pases de media y larga distancia. Si bien lo hace con menor frecuencia y solo cuando se siente seguro, se ha superado en ese rubro del juego. La última muestra con la camiseta de la Selección Uruguaya fue el pase para Suárez que derivó en el gol de Cavani en el último partido con Argentina disputado en Tel Aviv. Allí, cerca del área, dio un salto de calidad en su toma de decisiones.
Su pegada es otro punto fuerte, tanto que supo ser el ejecutante de los balones detenidos en la selección, y su disparo seco y bien dirigido desde afuera del área le da una alternativa de ataque al equipo.