En entrevista con ESPN, Paolo Montero habló sobre su etapa en San Lorenzo de Argentina, dijo que no sabía si era justa su destitución, pero reconoció que no se habían dado los resultados pretendidos.
Montero dirigió 17 partidos a San Lorenzo: ganó cuatro, empató cinco y perdió ocho, marcando 15 goles y recibiendo 23. Si bien comenzó con una buena racha invicta de cuatro juegos, más adelante el equipo no corrió la misma suerte y la etapa del excapitán de la Selección Uruguaya se cortó tras tres meses en el cargo.
Hablando sobre por qué salió del club, Montero respondió que “fue decisión dirigencial porque no se estaban dando los resultados”. “En los primeros partidos sacamos resultados y de repente no se jugaba bien. Cuando se empezó a jugar un poco mejor fue cuando no sacamos resultados. No sé si es justo, pero en los países latinos lo más fácil es sacar al técnico. No se dieron los resultados, nos dijeron de dar un paso al costado y sin ningún problema”, expresó.
Consultado acerca de si esperaba encontrar al club en la situación que lo encontró, Montero dijo que no se imaginaba que esa era la realidad de la institución, aunque dijo que sigue con una buena relación con el gerente deportivo, Mauro Cetto, y con los dirigentes. “Por el cariño que le tengo a San Lorenzo, espero que pueda mejorar como institución y, sobre todo, deportivamente. Si no, no es fácil soportar un equipo tan importante cuando tenés 50.000 personas todos los domingos”, indicó.
Montero debió soportar la salida de tres jugadores muy importantes para el equipo como Juan Ramírez y los hermanos Ángel y Oscar Romero, hecho que entendió que le modificó los planes “por la clase de jugadores que eran, pero es normal” que eso pase. “Todos saben que San Lorenzo tiene problemas económicos y también tiene que vender para sobrevivir”, dijo el uruguayo.
También, Paolo se animó a responder una pregunta que deambula en el ambiente del fútbol: ¿son difíciles de llevar los hermanos Romero? “Yo no tuve ningún inconveniente. En la interna grupal, no lo sé, porque no soy un entrenador que invada el territorio del jugador porque a mí no me gustaba que me invadieran mi territorio, el vestuario es de los jugadores. Pero yo no tuve ningún problema”, comentó.
Montero asemejó la situación a cuando estuvo al frente de Rosario Central, y le decían que podía llegar a tener problemas con Teófilo Gutiérrez. “Cero problemas, al contrario. Cuando vas de frente, qué problema podés tener...”, contó el entrenador.