17/05/2024

Todos fuimos súbditos de Pelé [VIDEO]

Domingo 01 de Enero del 2023

“Pelé fue un genio, pero nunca un divo”. Jorge Barraza nos grafica cómo era el Pelé jugador a quien entrevistó varias veces, algunas de ellas en el vestuario mismo de los estadios.

Con licencia del lector utilizaré la primera persona del singular. Era apenas un jovencito y llevaba un mes como cronista. No podía asumirme periodista, apenas presumir de entusiasmo. Fue el 5 de diciembre de 1973. Por la noche jugaban Huracán y el Santos. Practicando un fútbol exquisito de la mano de César Luis Menotti, el Globo había sido campeón argentino. Dio auténticas exhibiciones y la idea fue hacerle un partido homenaje jugando contra el Santos de Pelé, que simbolizaba lo más excelso del jogo bonito. Llegué esa tarde temprano al diario (Crónica, mi primer amor) y el jefe de Deportes me extendió un carnet de Huracán: “Andá a cubrir el partido”. ¡A mí…!

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Santos no rifaba su prestigio y no se apiadó de Huracán, pese a que estaba de festejo: le ganó 4 a 0. Pero nadie se ofuscó, el hincha aún venía dulce por el título. El cuarto gol fue obra de Pelé, una delicatessen: lanzaron un córner, hubo un rechazo y O Rei, que estaba al borde del área, la tocó con clase por encima de toda la marea humana y la mandó a un ángulo. Luego quiso el destino que, entre muchos otros torneos, asistiera a diez Mundiales; haber visto a Pelé en cancha es mi Mundial número once. Al final fui al vestuario a tomar notas. ¡Era todo tan simple…! Las puertas estaban abiertas y El Atleta del Siglo dando declaraciones semidesnudo, goteando aún por la ducha, cubierto sólo por un toallón, prestándose obediente a la requisitoria periodística. No había guardias ni jefes de prensa intentando impedir que nos aproximáramos a él y le preguntáramos. Y Edson no estaba apurado ni fastidioso, siempre con su sonrisa sana y su cortesía con todos. Ya hablaba claramente en español. Era la maravilla del fútbol de antes: reinaban la sencillez y el romanticismo. Los futbolistas eran corpóreos, verificables, los de hoy parecen hologramas, intocables, etéreos, millonarios, inalcanzables. Pelé fue un genio, pero nunca un divo.

Con once años yo había visto por TV los partidos del Mundial de Inglaterra. Allí no brilló Pelé, en cambio quedé deslumbrado por Bobby Charlton, un zurdo que se deslizaba como en patines por el campo y hacía todo bien, todo útil. También por Beckenbauer, zaguero imperial, si el fútbol tuviera rangos él sería mariscal. Y por Eusebio, la primera pantera africana que asombró al público internacional. Pero en 1970 tuvimos revancha doble: el Mundial llegó en directo gracias a la innovación del satélite y Pelé jugó los seis partidos porque resultó campeón. Haberlo visto en tiempo real es un billete premiado.


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