Planteamiento defensivo
Jugar a más de cuatro mil metros de altura suponía un reto enorme para Sporting Cristal. Con base en ello, Enderson Moreira planteó un partido defensivo: cambió su clásico 4-2-3-1 por el 5-4-1, un sistema conservador que le permitía mantener el orden atrás y ceder el protagonismo del juego al rival. Su lectura de partido fue otra y su estrategia era cuidar el arco de Renato Solís con Gianfranco Chávez, Ignácio Da Silva y Leo Díaz (estos dos últimos fueron expulsados en el segundo tiempo) por delante de él. Pero la realidad golpeó fuerte: el equipo lució desorientado en defensa, sin esa lucidez para dar salida limpia y hasta errático por momentos.
Pese a la dificultad que implicó el cambio táctico y los movimientos dentro del campo, los celestes supieron competir en el primer tiempo, yéndose al descanso con el 1-1 en el marcador. Con poco, Cristal había sido efectivo y se esperó más de eso en el complemento; pero la historia dio un giro de 180 grados y la pesadilla se consumó. En apenas 15 minutos le marcaron tres goles más. Hubo desorden, poca reacción y nula rebeldía. El planteamiento defensivo de Moreira se desmoronó como un castillo de naipes mal construido. ¿El DT pudo arriesgar más? Tal vez, porque el rival también dio licencias en defensa que la ‘SC’ no supo aprovechar.
Mediocampo ineficiente
Con el cambio de sistema, la labor sacrificada la tuvieron Jesús Pretell y Martín Távara, quienes se posicionaron en el centro del campo con el objetivo de destruir y construir sociedades para el equipo. Pero el partido les costó mucho desde lo físico y lo futbolístico, porque dejaron espacios en su zona, los pasaban con facilidad en el uno contra uno y les costó llegar a tiempo a las coberturas. Adalid Terrazas y Pablo Vaca transitaban con libertad en el mediocampo y, cada vez que superaban a la dupla rimense, las opciones de peligro para Always Ready crecía con celeridad.
A ese bajo rendimiento se sumó el hecho de jugar condicionados por la tarjeta amarilla. Pretell fue amonestado a los 29′ y Távara a los 38′; es decir, jugaron al límite y con el temor de ser expulsados en cualquier momento. El primero fue cambiado a los 56′, luego del tercer gol; mientras que el segundo salió a los 79′, cuando el partido ya estaba definido (5-1). Sin la facultad para presionar la salida del rival, fue difícil cortar las transiciones y evitar la avalancha de ataques del cuadro altiplánico. Moreira demoró en los cambios.
Ausencia de inventiva
Si Pretell y Távara estuvieron bajos, Yoshimar Yotún tampoco se salva de la crítica. El capitán celeste era el llamado a marcar la diferencia en el juego y abrir los espacios frente a un rival que supo capitalizar las ventajas ofrecidas por el cuadro ‘cervecero’. De hecho, Cristal tuvo pocas opciones de gol en el primer tiempo y no se encontró dentro del campo. Faltó creatividad para buscar los espacios, construir asociaciones en zona peligrosa e hilvanar los circuitos para que el colectivo funcione como manda el libreto.
Pero ‘Yoshi’ no es el único, porque a Santiago González también le costó abrirse paso entre los defensores rivales. Su velocidad le permitió ir hacia el frente y encarar en el uno contra uno; sin embargo, estaba muy alejado del juego y el balón le llegó poco. Sí apareció por momentos junto a Martín Cauteruccio y trató de darle salida al equipo cuando el resultado era adverso. En general, Cristal ofreció poco en inventiva y deberá cambiar esa imagen si quiere forzar el milagro cuando reciba a Always Ready el próximo martes 27 de febrero.
Cauteruccio aislado
Jugar con un solo punta era uno de los sellos del Cristal de Moreira en la Liga 1 Te Apuesto; pero -a diferencia de los partidos que disputa en el torneo local- el delantero uruguayo estuvo muy solo contra Always Ready. Normalmente, posee a un jugador cerca de su zona de confort, como Leandro Sosa o Alejandro Hohberg; sin embargo, no tuvo a un compañero cercano para asociarse cerca del arco contrario. ‘Caute’ buscó los espacios como pudo y estuvo acercado cuando le llegó el balón: decidió bien, remató al arco y llevó peligro. Pero no alcanzó.
De hecho, el goleador ‘charrúa’ anotó el descuento vía penal, tras una de las pocas jugadas colectivas que mostró Cristal durante el partido. Sin Yotún ni González que puedan alimentarlo con pases, Cauteruccio estuvo aislado en el frente de ataque y necesitó retroceder unos metros para participar del juego. El sistema no lo ayudó y, seguramente, cambiará para el duelo de vuelta. Eso sí, fue su partido más bajo desde que debutó con camiseta celeste.
Pocas opciones en banca
Si existe un problema igual de determinante como la goleada sufrida en territorio boliviano es el poco recambio que tiene Moreira en su plantel. Este factor es clave, porque marca la diferencia de los equipos cuando se compite en un torneo internacional como la Copa Libertadores. Cuando el técnico brasileño recurrió a su banca, sus opciones no fueron las mejores: Leandro Sosa, Alejandro Hohberg, Irven Ávila, Ian Widson y Gustavo Cazonatti ingresaron al partido, pero ninguno fue solución a la pesadilla vivida por los celestes.
Moreira necesitaba un jugador gravitante, que le cambiara el libreto al partido y marcar un antes y después. Nunca lo tuvo en el campo ni en la banca. Quizá extrañó a Joao Grimaldo, ausente por lesión, y no pensó en Fernando Pacheco, olvidado entre los suplentes. Así, es difícil levantar un escenario adverso y el DT aprendió la lección. Ahora, le cota enfrentar la vuelta con otra actitud, una más agresiva, punzante, ofensiva. Si no lo hace, el destino de Cristal está sellado. Arriesgar y perder, de ser el caso, es mil veces mejor que nunca hacerlo.
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