La derrota aplastante contra Argentina por el 6-1 no solo que apresuró a la directiva de la Federación Ecuatoriana de Fútbol a contratar al nuevo cuerpo técnico de la Selección, sino que pulverizó cualquier posibilidad de que el profesor Jorge Célico fuera considerado y ratificado en el puesto de la tricolor mayor, como era su ambición si el resultado con Argentina lo beneficiaba. También esa derrota nos hizo ver que nunca se debió jugar ese partido por varias razones, como por ejemplo, el estado de convulsión que vivía el país; era muy difícil que los jugadores estuvieran exentos de la preocupación, por la seguridad de sus familiares.
Además influyó el viaje atrasado por 24 horas, que limitó a la Selección a entrenar un día antes del partido y también porque no se dimensionó que el rival era un combinado repleto de futbolistas experimentados, mientras que Célico apostó por un equipo joven, sin mayor roce en ese tipo de enfrentamientos. Fue un error que le costó muy caro.
Cerrado ese capítulo, los directivos aceleraron la decisión de definir al nuevo técnico de la Selección. En ese propósito, bajo el marco de un proyecto de largo plazo, se retomó el modelo que consiste en la integración de un cuerpo técnico de clase mundial, que sustente una inclusión sistemática a la alta competencia, como lo habían diseñado y planteado hace algunos meses, en el plan macro que denominaron la Tri 2030. En él se invocaba la participación de la cooperación alemana (Deutsche Zusammenarbeit, una agencia del gobierno federal alemán) en el plan denominado Cooperación para el Desarrollo. La FEF trabajaría en conjunto con el Gobierno Nacional, apuntando al modelo planificado para erradicar las drogas (usando al deporte como herramienta para luchar contra la adicciones, promover la formación humana integral e implementar 1000 canchas y usarlas en el plan de prevención).
Ojalá que este programa no corra la suerte que corren como muchas cosas en nuestro país, que se anuncian con tanto entusiasmo, para luego convertirse en ideas que se las llevó el viento. Pero sí es importante recalcar que en el mismo proyecto se incluía dotar de un cuerpo técnico de alta competencia que pueda llevar a nuestra selección mayor a la final de la Copa América 2024 y una meta mucho más ambiciosa: llegar a instancias finales del Mundial 2030, como consta en el documento que me fue entregado y que reposa en mis archivos.
Bajo esa filosofía, y con el escarmiento de la derrota con Argentina, la directiva de la FEF enderezó la mira y con esa urgencia abrió el abanico de postulantes para dirigir la Tricolor. Entre los candidatos figuraban José Pekerman (argentino), Santiago Solari (argentino) Gianni De Biasi (italiano), Fernando Hierro (español). Todos ellos llegaron de un momento a otro, tal vez porque el tiempo se acortaba y la necesidad era mayor. Bajo ese criterio de urgencia, conocidos los nombres que se publicaron, el de Pekerman se convirtió en el favorito porque el aficionado entiende que es un DT de larga trayectoria y con mucha experiencia en clasificaciones mundiales. Además, conoce a los rivales y el formato eliminatorio. Y sobre todo es un entrenador que habiendo manejado a jugadores colombianos no se le haría extraño conducir a los nuestros.
La aceptación de Pekerman era impresionante, muy por encima de los otros tres postulantes, hasta que irrumpió en el ambiente futbolero la noticia que se hizo pública en la cuenta twitter@marcadorec, que anunciaba que una buena fuente de la Ecuafútbol anticipaba que Jürgen Klinsmann sería el nuevo DT de la Selección y que faltaban pocos puntos sobre el auspicio publicitario para la confirmación de su incorporación.
Pero vale la pena detallar que en el directorio de la FEF existían criterios de que la europeización y sus procedimientos eran temas que no se deberían postergar, ni por urgencia ni por novelería, y decidieron emprender con más determinación que el alemán se convenza de que la propuesta ecuatoriana era seria, que obedece a un plan futurista sustentado en el desarrollo integral de nuestro fútbol.
Y en ese contexto Klinsmann llenaba los requisitos en vista de su palmarés, en donde se destaca que como jugador fue parte de Alemania en la obtención del Mundial 1990 y también la Eurocopa de 1996. Como DT llevó a Alemania al tercer puesto en el Mundial 2006. Luego de un paso por el Bayern de Múnich en el 2008 fue designado DT de Estados Unidos, con el que compitió en el Mundial 2014. Hay que agregar que el entrenador alemán fue vicepresidente de una consultora de marketing de deportes con sede en los Estados Unidos y fue asesor de la Major League Soccer como integrante de Los Angeles Galaxy.
Sus antecedentes demuestran que no es un improvisado. Lo que sí me ha llamado la atención es que nuestro país, al propio estilo de la contradicción, varios periodistas, sin que Klinsmann haya sido confirmado oficialmente por la FEF, ya han expresado una oposición abierta a su presencia, pretextando que su estilo de juego no los convence, que su paso por la selección de Estados Unidos no es un buen precedente, porque teniendo allá todos los recursos, presupuestos y poderes a su disposición, no pudo cumplir con las expectativas. La verdad solo así puedo entender por qué los ecuatorianos nos llenamos de prejuicios, cuando en otros lares la opinión de periodistas extranjeros es de sorpresa y admiración por el gran esfuerzo que hace nuestro país por contratar a un personaje de talla mundial en el fútbol, como es Klinsmann.
Por supuesto que apoyo esa propuesta, siempre y cuando obedezca a ese plan de larga data, que responde a una nueva filosofía, y porque es el momento histórico para ir más allá de resultados deportivos que, siendo importantes, son parte de ese todo que es cambiar el estatus de mediocridad de principios, valores y resultados que ha vivido nuestro fútbol en los últimos años.
Siempre será complejo atinar en encontrar al personaje que lidere ese proyecto. Sobre esa dificultad Vicente del Bosque, el exitoso DT español, campeón del mundo y de Europa con su selección, declaró: “Se suele decir que si un político se dedica solo a la política, mal asunto, pues debe estar formado también en otros ámbitos. Con los entrenadores sucede lo mismo. Tener un perfil humanista y cierta cultura ayuda en la gestión. Su liderazgo debe obedecer a planes, más allá de lo estrictamente deportivo. No todo consiste en trabajar con laboriosidad y tener conocimientos futbolísticos, también es obligación conocer la necesidad de la organización y los sueños de una sociedad”.
Ojalá Klinsmann comprenda cuáles son nuestras necesidades y también cuáles son nuestros sueños postergados. (O)
Nos llenamos de prejuicios cuando en otros lares la opinión de periodistas extranjeros es de sorpresa y admiración por el gran esfuerzo que hace por contratar a una figura de talla mundial.