Estos datos los vamos a consignar para una verdadera historia del club Nueve de Octubre, el segundo más antiguo del deporte guayaquileño, que acaba de volver a la serie B y desde allí amenaza con retornar a la división de honor, de la que no debió de irse nunca por todo lo que significa en la tradición deportiva porteña.
Contrariamente a lo que se ha sostenido hasta hoy, el club octubrino nació el 25 de agosto de 1912 tal como puede verse en los diarios El Telégrafo y El Guante, el primero de los cuales tituló una nota así: ‘Fundan club 9 de Octubre’, la misma que decía en una de sus partes: “Un grupo de jóvenes entusiastas ha organizado un club de fútbol que llevará ese nombre. El día 25 ensayará en La Concordia”. Este acto de auténtica fundación del 9 de Octubre lo confirmó uno de sus creadores, más tarde presidente del club, en una nota aparecida el 3 de junio de 1933 en la revista sabatina de El Telégrafo llamada Semana Gráfica, firmada por un periodista de gran prosapia como lo fue el Dr. Francisco Rodríguez Garzón. La nota, dedicada a Juan Orellana Garaicoa, dice en una de sus partes: “En 1912, acompañado de algunos muchachos bien muchachos que ahora se han disgregado por el mundo y algunos de los cuales responden a los nombres de Silva Espinel, Manuel Moreno, Carlos Alfaro, Asisclo Garay, se fundó precisamente el club que ahora existe con el nombre de 9 de Octubre. El primitivo nombre de 1912 fue Club Sport 9 de Octubre y vivió intensamente hasta que una revolución (ah, la guerra, cómo perjudica al deporte) lo disolvió. Hace unos 8 o 9 años los hermanos Muñoz revivieron, con anuencia de Orellana, el club dándole el nombre de Asociación Pedalística 9 de Octubre, la que después pasó a ser Asociación Deportiva que hoy preside el mismo fundador del Club Sport de 1912”.
Y tan cierto es esto que el C. S. 9 de Octubre concurrió al nacimiento de la Federación Deportiva del Guayas en julio de 1922 como puede verse en el acta de fundación de esa entidad. El 9 de Octubre tiene entonces, actualmente, 107 años de vida.
Grandes personajes del deporte pasaron por la presidencia octubrina aparte de Juan Orellana Garaicoa: Rafael Alberto y José Reinaldo Muñoz, Cristóbal Ibáñez Alarcón, Roberto Calderón Usubillaga, Manuel Adolfo Varas Sáenz, Félix García Vargas, Alberto Alpretch del Alcázar, Galo Vargas Álava, Carlos Cabello Rodríguez, Gustavo Mateus Ayluardo, Omar Quintana Baquerizo y Daniel Rodríguez. Si bien el ciclismo le dio fama en los años 30, fue el fútbol el que lo hizo popular.
A inicios de 1940 su formación más famosa fue la que integraron Alberto Alprecht o Ignacio Molina; Galo Vargas y Félix Leyton Zurita; Aurelio Lavayen, a quien la afición bautizó con el original mote de Palomita del Camal, Alejandro Valenzuela y Manuel Chileno Sempértegui; Avilés, Saturnino Ortiz, Jorge Calderón Llona, Enrique o José Herrera, conocidos como Los Gorra de Paco, y Leonidas Villao. Bajo la dirección del entrenador argentino Lino Taioli se llevaron el campeonato amateur de Fedeguayas de 1940 y en 1941 barrieron con el Campeonato Relámpago, la Copa Honorio Santistevan y la Copa Ovomaltina.
Ese año apareció en la punta derecha Enrique Escobita Álvarez, más tarde famoso como Moscovita, y Fernando Guzmán Zuloaga, quien acompañaba a Leyton Zurita o a ese gran caballero del deporte, Galo Vargas Álava, toda una institución en la historia octubrina. Después llegaron Francisco Hermenegildo, José Vivar, Óscar Nieto, Marcos Izaguirre y Carlos Campodónico. Fue ese Nueve de Octubre el de la famosa gira a Colombia en 1946 y el que el 8 de octubre de ese año empató a un gol con el famoso Millonarios de Bogotá que traía a Juan Paratore, Víctor Fandiño, Alfredo Castillo, Pedro Cabillón y nuestro Mellizo Luis Antonio Mendoza. Esa mañana Nueve de Octubre formó con Hermenegildo, quien fue el héroe del partido; Luis Hungría y Galo Vargas; Óscar Nieto, Moscovita Álvarez y Vicente Chento Aguirre; Leonidas Villao, Enrique Cantos, Enrique Herrera, Vivar y José Herrera. Villao, con bella “palomita” marcó el gol de los anfitriones.
Los que vivimos la era del estadio Capwell en su vieja edición recordamos con cariño al Nueve de Octubre de “los negritos” en los primeros años del profesionalismo. El de Medina, Alfredo Freire, Hermenegildo, Carlos Castillo, Ricardo Valencia, Plutarco Osorio, Marcos y Jorge Izaguirre, Campodónico, Jorge Icaza, Vicente Vargas, Gustavo Altamirano, Marcos Gómez, Rómulo España, Pedro Figueroa, Rómulo Vargas, Santiago Osorio, Julio Lamota, Jorge Bombita Guzmán, Rómulo Gómez, Ruperto Reeves Patterson, Abel Tiluano, Carlos Cabello, Luis Fabbiani, Segovia, Mauro Ordeñana, Lucho Drouet y tantos otros futbolistas que dejaron grandes recuerdos.
Cuando vino la renovación en 1958 llegaron otros jugadores de gran paso por el equipo: Hugo Cortez, Leonardo Guerrero, René Secaira, Isidro Collahuazo, Vicente Montaño y dos de los mejores de todos los tiempos: Félix Pelusa Guerrero, de las selecciones vicentinas, y Humberto Barreno, de los juveniles de Valdez, quien disputa el título de mejor jugador milagreño de todos los tiempos con otros grandes como Honorato Gonzabay, Guido Andrade, Roger Cajas y Hamilton Cuvi.
El Nueve de Octubre se dio el lujo de entreverarse entre los mejores de América en la Copa Libertadores. Bajo la presidencia de Gustavo Mateus Ayluardo acompañó como vicecampeón nacional a Emelec en la Copa de 1966. Tenía entonces a Hugo Cortez, Tomás Marshall, Félix Sarcos, Leonardo Guerrero, Ernesto Raymondo, Miranda, Jaime Galarza, Barreno, Pelusa Guerrero, el gran jugador uruguayo Cirilo Fernández, Juan Noriega, Héctor Bono, Glubis Ochipinti, Amaral y Aguerrebere. La batuta la tomó después Omar Quintana con quien llegó a la Libertadores de 1984 y 1985 contando con Hans Franco, Marcelo Rodríguez, Miguel Cedeño, Ocampo, Domínguez, Floril, Hamilton Cuvi, Alcides de Oliveira, Osní de Oliveira, Carrión, Omar López, Pedro Muñoz y Raúl Avilés. Quintana se anotó un hit al fichar en 1982 al brasileño Jairzinho, campeón mundial en México 1970.
El elenco octubrino jugó esas temporadas en el estadio Los Chirijos, de Milagro, en ese entonces muy moderno y con todas las comodidades. Omar Quintana y el presidente de la Liga Deportiva Cantonal milagreña, Antonio Muñiz Plúas, con el apoyo del alcalde Humberto Chicho Centanaro, emprendieron la tarea de dotar de iluminación al estadio. Y cumplieron con la meta ofrecida: Los Chirijos llegó a ostentar el título del estadio mejor iluminado del Ecuador. El plantel octubrino que los milagreños llegaron a disfrutar dejó una huella muy profunda en el fútbol nacional.
Hoy se habla de la posibilidad de llevar otra vez el fútbol a Milagro. La realidad no es la misma. Los dirigentes de la Liga Cantonal no tienen la dedicación y el entusiasmo que tuvo en sus días Antonio Muñiz y el estadio está abandonado. Quienes dirigen al Nueve de Octubre, con Dalo Bucaram Pulley a la cabeza, acertarían en llevar la primera B a Milagro, una plaza de gran tradición futbolera, pero deberán contar con la ayuda del Municipio de la ciudad y de la Liga Cantonal para habilitar cancha, camerino, graderías e iluminación.
Siempre será una alegría que Nueve de Octubre vuelva a las grandes ligas del fútbol nacional. Se lo merece por prosapia deportiva y por historia. (O)