Jordi Cruyff fue presentado como nuevo entrenador de Ecuador el pasado 13 de enero en un acto pomposo, entre declaraciones rimbombantes. Se habló de “proyecto serio”, “plan ambicioso”, “Ecuador será potencia mundial”, “Programa 2030”, etcétera. Luego de casi cinco días en Ecuador, “el hijo de Cruyff” regresó a España. Se anunció que volverá en los primeros días de febrero. Y ahí surge el primer asombro: un técnico que no conoce el medio, a quienes serán sus jugadores ni a los rivales, no sabe cómo son las eliminatorias sudamericanas, que fue designado excesivamente tarde, ya sin tiempo para ningún ensayo, ¿se va por veinte días a España…? Parece broma.
En su fugaz paso por Quito y Guayaquil explicó: “Voy a estar en Europa iniciando trabajos de comunicación, si se puede decir así... Comunicación me refiero a intentar ver a los jugadores que están allá, hablar con algunos y saber en qué situación están”. Ocurre que Felipe Caicedo, el único ecuatoriano con buen presente en el Viejo Continente, comunicó que su etapa en la selección estaba terminada y no volvería a vestir esa camiseta. Cruyff, dicen, intentaría convencerlo de que vuelva, aunque primero el presidente de la FEF debería limar asperezas con Felipao. “Si un jugador no quiere estar en la selección, no debe estar. Esta es una premisa general para la selección”, había dicho Egas.
Sería entendible la ausencia si Jordi hubiese aprovechado ese tiempo al menos para asistir al Preolímpico, observar a esos jugadores, tal vez alguno de los cuales podría ser de su utilidad (aunque la actuación es paupérrima), conversar con Jorge Célico, palpar el ambiente de un torneo continental que no es de menores, pues son todos elementos de primera división. Acaso podía asistir a uno de los partidos de Barcelona en Copa Libertadores. En cambio, escogió ver un amistoso de Emelec ante el Cluj de Rumania en España.
- Cruyff observó el partido de Emelec en España
A uno se le ocurre que, debido a la premura con que llegará el debut premundialista ante Argentina, tal vez hubiese sido más provechoso establecer campamento en Quito y comenzar a trabajar a destajo viendo cien, doscientos videos de futbolistas que le hayan señalado, hablar con técnicos nacionales que pudieran sugerirle nombres o intercambiar ideas, pensar qué jugadores podría tener antes de los cinco días que la FIFA establece para que los clubes cedan a los seleccionados. Porque existe un agravante: no hay una selección designada, con lo cual nadie sabe quiénes podrían llegar a integrar la Tricolor.
Por otro lado, Jorge Célico se quejó amargamente en Colombia de que los clubes no piensan en el fútbol ecuatoriano, a raíz de que se negaron a cederle ocho jugadores a la selección preolímpica. Si Jordi Cruyff leyó las declaraciones de Célico, ofuscadísimo, acusador, no estará muy feliz del grado de colaboración que encontrará, aunque para encuentros eliminatorios las instituciones están obligadas a entregar sus atletas.
A todo esto, Cruyff, columnista del diario El País, de Madrid, firmó su última columna el 21 de diciembre comentando el clásico Barcelona 0 - Real Madrid 0. Nadie sabe si continuará esa tarea, no se ha anunciado nada en contrario. En cambio, el lunes 20, siete días después de su lanzamiento como técnico nacional de Ecuador, el holando-español se estrenó como comentarista radial. Así lo anunció la cadena SER en su portal de internet: “Jordi Cruyff, nuevo seleccionador de Ecuador, formará parte del equipo de la cadena SER como nuevo miembro de El Sanedrín de los exfutbolistas cada lunes, acompañando a Álvaro Benito, Kiko Narváez, Gustavo López y Raúl Ruiz. El cruyffismo también llega a El Larguero”. O sea, tomó este compromiso luego de ser oficializado en la Tricolor. Preguntamos seriamente: ¿es serio esto…?
Colegas españoles consultados lo describen como “un buen tipo, no es dañino. Es más un director deportivo que un director técnico, tiene mucha ligazón con empresas...
Cada vez que hablamos con un colega ecuatoriano nos tranquiliza con una frase: “Material hay”. Pensamos: ¿cuál es el universo seleccionable…? Del grupo de la última eliminatoria no quedaría nadie. Del actual Preolímpico sub-23 tampoco. Del sub-20 campeón sudamericano tal vez sí, aunque no sería una prodigiosa idea acometer una eliminatoria con demasiados jóvenes. La insistencia por declamar que “Cruyff tiene libertad de elección” sugiere que los sancionados “morales” de la Copa América podrían estar a disposición del flamante DT (tan flamante que no asumió). La realidad le plantea a Cruyff una disyuntiva difícil: si llama a quienes actúan en el exterior (los mejores), los conocerá entre tres y cinco días antes del 26 de marzo, fecha del estreno en Buenos Aires; si quisiera hacer unos microciclos con los del torneo local, sería casi imposible, pues Barcelona, Macará, Delfín, Liga de Quito e Independiente del Valle estarán ocupados con la Libertadores hasta el 11 de marzo; en tanto, Aucas, Emelec, El Nacional y Universidad Católica jugarán Copa Sudamericana en febrero. Eso sin contar el Campeonato Ecuatoriano. Los clubes no podrían prestarle los jugadores, aunque quisieran.
Colegas españoles consultados lo describen como “un buen tipo, no es dañino. Es más un director deportivo que un director técnico, tiene mucha ligazón con empresas, de hecho está vinculado desde hace tiempo con John Jiang, dueño del Grupo Hope, que posee cinco clubes: Parma, Granada, Tondela (Portugal) y dos clubes chinos: Chongqing Lifan y el Sunfun. En el Chongqing estuvo con Antonio Cordón”. Eso sí, aclaran que no ven a Jordi haciendo las tareas de campo. “No es muy afecto a eso, probablemente el trabajo lo haga Cordón, que es un ojeador notable y ha hecho una tarea brillante en el Villarreal y el Mónaco. Es quien subió a Mbappé a primera en el club del principado”.
- FEF revela el sueldo del cuerpo técnico de Cruyff y el presupuesto para las eliminatorias
Esto deja una duda flotando: ¿quién será el técnico en la práctica…? ¿Cruyff, Cordón, Célico…? Célico conoce a fondo el medio y debería ser quien designe, en un borrador, los primeros 20 o 22 convocados.
Pese a trabajar para dos medios de comunicación, Cruyff no es muy afecto al trato con la prensa. “Considera a la prensa deportiva como un lastre para los clubes, habitualmente justifica la bunkerización de los equipos”, nos desliza la misma fuente española. En una de sus columnas en El País, escribió: “En mi etapa como director deportivo en el Maccabi de Tel Aviv, me cuidé mucho de evitar cualquier filtración cerrando las sesiones de entrenamiento a la prensa a cal y canto, para disgusto de los medios locales, habituados a campar a sus anchas en la ciudad deportiva y a hacer corrillos con futbolistas. Les costó asumirlo, pero, a la larga, creo que acabaron entendiendo con respeto la decisión”.
En otro de sus artículos, al versar sobre el funcionamiento de un equipo, señaló: “Es cuestión de tiempo que las piezas encajen, que los jugadores nuevos vayan asumiendo automatismos con sus compañeros”. De eso se trata todo esto, de una cuestión de tiempo. (O)