27/04/2024

Ricardo Vasconcellos Rosado: Tres instantáneas de Alberto Spencer

Domingo 22 de Marzo del 2020

Ricardo Vasconcellos Rosado: Tres instantáneas de Alberto Spencer

Spencer anotó el primer gol uruguayo en Wembley, en 1964. Esa circunstancia motivó a los dirigentes de la Asociación Uruguaya (...)

Spencer anotó el primer gol uruguayo en Wembley, en 1964. Esa circunstancia motivó a los dirigentes de la Asociación Uruguaya (...)

Nueva York -

En estos días de virtual ‘arresto domiciliario’, especialmente para los que somos considerados “personas vulnerables”, leo de todo, especialmente los diarios y revistas de América Latina y los de España. En la mañana del viernes me detuve en un matutino nacional que contaba en una nota que la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) había reconocido a Alberto Spencer Herrera como “el más grande futbolista ecuatoriano de todos los tiempos”, declaración que llega tarde y mal, como todo lo que corresponde a esa Ecuafútbol.

Mucho antes que la FEF, y con ecos universales, lo hizo la Gran Enciclopedia Mundial del Fútbol, obra monumental de Editorial Océano que incluyó a Alberto en el tomo Los inmortales, en el que el goleador anconeño aparece con textos elogiosos y grandes fotografías al lado de Pelé, Di Stéfano, Cruyff, Bobby Moore, Garrincha, Bobby Charlton y medio centenar de cracks que asombraron al planeta y están considerados los mejores de todas las épocas desde que un balón botó sobre una cancha en nuestro planeta.

¿Qué hizo Spencer para merecer tal honor jamás alcanzado por un futbolista ecuatoriano? Casi nada. Nuestro compatriota llegó a ser campeón uruguayo de los años 1959, 1960, 1961, 1962, 1964, 1965 y 1967 y 1968. Fue el máximo goleador uruguayo en 1961 (18 goles), 1962 (17 goles), 1967 (11 goles) y 1968 (8 goles). Fue campeón de la Copa Libertadores de América en 1960, 1961 y 1966; es el máximo artillero de la Copa con 54 goles, 48 para Peñarol y 6 para el Barcelona de Guayaquil. Logró con Peñarol la Copa Intercontinental (Copa Mundial de Clubes) dos veces: 1961 (venció a Benfica) y 1966 (derrotó a Real Madrid), y es el segundo goleador de esta Copa con 6 tantos, superado solo por Pelé que hizo 7. Fue con Peñarol campeón de la Supercopa Sudamericana 1969.

  • Hace 60 años llegó a Peñarol Alberto Spencer

Entre 1960 y 1970, en su periodo con la divisa peñarolense, marcó para este equipo 343 goles en partidos oficiales. Retornó a Ecuador en 1971 llamado por Galo Roggiero Rolando, en ese entonces presidente del Barcelona SC, con el que jugó 38 partidos oficiales y marcó 18 goles. En la Copa Libertadores de 1971 y 1972 anotó 6 tantos.

Hay que dejar constancia que durante los años 60 y 70 el fútbol uruguayo era uno de los más poderosos del mundo y al Peñarol de Spencer se lo sigue catalogando entre los equipos más renombrados de la historia, a la par del Real Madrid de Di Stéfano, del Honved de Puskas, el Santos de Pelé, del Benfica de Eusebio, del Manchester United de Bobby Charlton, del Millonarios de Pedernera y otras formaciones famosas.

Su enorme clase le permitió el honor de ser llamado a vestir la camiseta de la selección de Uruguay en partidos amistosos ante Inglaterra, Checoslovaquia, Austria, Unión Soviética, Barcelona de Guayaquil y la selección de Perú en dos ocasiones. El 6 de mayo de 1964 puso el gol ante Inglaterra en el mítico estadio de Wembley, marcado a Gordon Banks, que fue hasta 1990 el único gol uruguayo en ese escenario. La selección que estaba de gira por África y Europa no era la mejor expresión del potencial del fútbol charrúa.

“Alguien que cabeceaba mejor que yo era Spencer. Yo cabeceaba bien, pero lo de él era espectacular. Lo hacía tanto con carrera como sin tomarla”, le confesó Pelé al zaguero charrúa Pablo Forlán.

Nacional y Peñarol realizaban una excursión por Europa y debió armarse un combinado con jugadores de los equipos que quedaban en casa. El libro 100 años de gloria –La verdadera historia del fútbol uruguayo– lo contó así: “(…) Era la primera vez que el fútbol uruguayo pisaba la sagrada gramilla de la Catedral del fútbol. Inglaterra puso en la cancha todo su potencial con la base del equipo que ya se preparaba para el mundial que se jugaría en su casa dos años después. Allí estaban el golero Banks, los zagueros Cohen, Wilson y Bobby Moore, además de las legendarias estrellas Jimmy Greaves y Bobby Charlton. Ante ellos ¿podría hacer algo un equipo celeste tan disminuido a quien se agregó el ecuatoriano Alberto Spencer que, al culminar la gira de Peñarol, viajó el 3 de mayo a Londres? Uruguay formó con Taibo (Wanderers); William Martínez (Rampla Juniors) y Nelson Díaz (Wanderers); Cincunegui (Danubio), Ica (Cerro) y Pavoni (Defensor); Flores (Defensor), Cortés (Cerro), Spencer (Peñarol), Gil (Rampla Jrs.) y Pintos (Cerro). Ganaron los ingleses (1-2) y Spencer anotó el primer gol uruguayo en Wembley”.

Pese a no haber entrenado con sus compañeros de selección Spencer mostró el esplendor de su gran clase en ese partido y fue esta circunstancia la que motivó a los dirigentes de la Asociación Uruguaya de Fútbol a pedirle al atacante ecuatoriano que se nacionalizara e integrara la selección que iba a participar en el Mundial de 1966. Alberto amaba a Uruguay, pero decidió seguir siendo ecuatoriano.

Un episodio poco recordado del paso de Spencer por la selección de Uruguay es aquel de su presentación con la camiseta celeste en el estadio Modelo Guayaquil el 24 de julio de 1967. Uruguay venció al Barcelona porteño por 2-0. Los equipos alinearon así: la Celeste: Bazzano; Forlán, Dalmao, Masnik y Caetano; Goncálvez, Rocha (Rivero) y Urbano (Cortés); Salva, Spencer y Acuña (Bareño). Barcelona: Macías; Quijano, Lecaro, Macías y Bustamante; Cárdenas, Zambrano y Moacyr; Muñoz (Raymondi), Lasso y Espinoza. Los goles charrúas fueron conseguidos por un autogol de Bustamante y un cabezazo de Spencer. La vida de Spencer, tan novelesca, merece un libro históricamente serio. En 2001 Alberto, por medio de amigos suyos, me hizo llegar a EE. UU. el libro de 100 años de gloria con una velada insinuación: “Te lo hago llegar con la idea de que si algún día escribes sobre mi carrera, tengas muchos medios informativos valiosos”.

  • Ricardo Vasconcellos Rosado: Tres instantáneas del fútbol de antaño

De ese gran libro, y de variadas lecturas, he recopilado muchas anécdotas. Entre estas sobresalen algunas, por ejemplo, aquella sobre el consejo de Goncálvez de dar también a los defensores y no solo recibir, para que lo respetaran: “Mirá, Alberto, tenés que hacerte acreedor a una falta, que te expulsen una vez, para que todos los defensores uruguayos se enteren de que vos también metés de vez en cuando”. Alberto tomó el asunto demasiado en serio. Cruzó con un patadón al primero que se le acercó, lo que le valió la expulsión. O del Chiche Ledesma: “A Alberto Spencer habría que hacerle un monumento en el Uruguay. Peñarol le tendría que hacer el monumento y no a otros como les hicieron. Porque ese se merece todo. Porque logramos todo porque lo teníamos a él. Esa es la verdad”.

O la de adversarios como Pelé en confesión a Pablo Forlán: “Cuando jugaba en Brasil, me encontraba mucho con Pelé. Un día, en un hotel mientras hablábamos de fútbol y de todos los goles que él había hecho, me confesó: Te voy a decir algo, Pablo, alguien que cabeceaba mejor que yo era Spencer. Yo cabeceaba bien, pero lo de él era espectacular. Lo hacía tanto con carrera como sin tomarla”.

Hoy poseo una colección de los artículos escritos sobre Spencer en diarios y revistas del mundo, de cuentos literarios de grandes autores y citas de libros traducidos de varios idiomas, todo lo que da una vista panorámica de lo que fue la trayectoria inigualable de Alberto Spencer Herrera. Se llama La leyenda de Cabeza Mágica. Como me ocurre, no siempre los patrocinadores se interesan en la literatura del deporte. (O)

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