Cuando en vida fueron deportistas estelares, ellos edificaron sus sueños. Nos referimos a Omar Quintana en el básquet y a Honorato Gonzabay en el fútbol. En tanto que en el arte del análisis periodístico arribaron al podio Manuel Adolfo Varas y Roberto Román. Veamos algunas vivencias de estos amigos que personalmente serán inolvidables.
Con Omar Quintana, un patriarca del deporte de recia personalidad, nos reunimos días atrás junto a César y Carlos Pérez; Eustorgio Mendoza y sus hijos Eduardo y Andrés; Alfonso Harb, Julio Ayala, Miguel Nácer, Herman Reshuan, Leonardo Terán, Miguel Ángel Loor y Manuel Adum, y recibimos una clase maestra de parte de Omar de cómo debe manejarse-organizarse el deporte en el país. Y en tan larga tertulia me dijo: “Compadre, hoy a quienes son mis críticos de fondo quisiera buscarlos y darles la mano y compartir con ellos”. Sabia expresión de un ser lleno de moral.
- Adiós a Omar Quintana, quien le dedicó su vida al deporte
Honorato ‘el Mariscal’ Gonzabay fue un impecable back central. Atendiendo su negocio de bazar junto con su esposa, en el Mercado Central, nos saludábamos a diario y no faltaba el análisis futbolístico de la jornada. Siempre nos acompañó en la alineación del equipo de Los Catedráticos, formado por los colaboradores del Interbarrial de Diario EL UNIVERSO; mostraba aún su jerarquía futbolística y su humor de milagreño nato. Hoy Milagro le debe un monumento.
Y en el caso de Manuel Adolfo Varas, él velaba por un periodismo transparente. En reuniones con Walter Espinel, Ricardo Vasconcellos R. y su hijo Ricardo Vasconcellos F., Carlos Fuentes, Guillermo Valencia, Edberto Vera Manzo, Pedro Santos, Marcos Hidalgo, Alberto Sánchez, Jaime Rodríguez, José Ibáñez, Manuel Mejía, Ricardo Chacón, Mario Valdez, Jorge Guayaquil, Gerardo España, Manolo Mestanza y sus hijos Víctor y Juan Carlos, Ruddy Ortiz, Petronio Salazar, Manuel Palacios Offner, Pancho Doylet, Luis Pescarolo O., Arístides Castro, Pepe Murillo, Mauro Velázquez, Aurelio Paredes, Frank Maridueña, Mario Canessa y más personajes del periodismo, veíamos en Manuel Adolfo su franqueza y rectitud en el contenido de sus comentarios. También fue parte del equipo Tigres del Éter, que dirigía Manfredo Valdez. Hoy oramos por ti, Manuel.
Roberto Román Valencia fue el gran jefe de la página deportiva de diario Extra durante el tiempo que laboró en ese rotativo. Cuando Jorge Lazo y quien escribe esta columna dirigimos la selección de América en Goiania, Brasil, en 1979, Roberto personalmente cubrió el encuentro. Ahí valoramos su idolatría por un periodismo franco, directo y constructivo. Se fue un padre ejemplar.
A esas almas que están reposando en el cielo se une Elio Armas, fotógrafo que deslumbró por sus genialidades en el campo del deporte, y Silvio Devoto, que dejó huellas de honestidad y trabajo cuando ejerció la presidencia del ídolo Barcelona, en 1973. (O)