El equipo nacional de aguas abiertas regresó el sábado al país. Los nadadores Esteban Enderica, David Farinango, David Castro y el técnico Juan Fernando Enderica pasaron 45 días en Bolivia, se preparaban para el Panamericano de Argentina, pero el cierre de actividades y las restricciones impuestas a consecuencia de la pandemia del coronavirus cambiaron su trabajo. Pasarán otros 14 días para reunirse con sus familias, pero el sueño de los Juegos Olímpicos está intacto para Esteban, quien aspira en 2021 sellar su boleto, dijo a EL UNIVERSO.
¿Cómo estaba su plan?
Debíamos regresar el 30 de marzo, pero vino la restricción de vuelos el día 14 (entrada hasta las 23:59 del lunes 16), cuando nos enteramos de eso ya fue tarde, no alcanzábamos a salir de Cochabamba y llegar a La Paz para buscar vuelo.
¿Qué decidieron entonces?
Que lo mejor era quedarnos en Cochabamba, podríamos trabajar en la piscina y vivir en un departamento, todo seguía normal hasta ese momento. No pensamos que se complicaría tanto.
¿Qué pasó luego?
Como en Ecuador, en Bolivia también hubo restricciones. El 20 de marzo se suspendieron actividades, entonces nos quedamos sin entrenar, varados y sin saber cómo haríamos para regresar.
¿No hubo negligencia, todo fue por tiempo?
No fue culpa de nadie, fue por tiempo de traslados, si había plazo de unos tres días no había problema. La Secretaría del Deporte pagó nuestra estancia, teníamos presupuesto hasta el 30 de marzo, pero en los primeros días de abril se comunicó para ayudarnos además el Comité Olímpico Ecuatoriano, a través del de Bolivia nos hizo llegar dinero.
Trabajábamos la parte física en el departamento y solo salíamos a pie para las compras, pero era lejos, demorábamos hasta dos horas. Esteban Enderica, nadador tricolor
¿Cómo pasaron los días de aislamiento?
En el departamento hacíamos preparación física porque no podíamos salir del edificio. Para salir era a pie y con el último dígito de la cédula para hacer compras, salía uno de los compañeros pero era lejos, demorábamos hasta dos horas.
Cambió la preparación física, pero ¿cómo estaba la situación anímica?
Nos manteníamos positivos, lo bueno es que estábamos juntos, entre compañeros. Había la preocupación del retorno y de no poder estar con la familia, pero en el deporte hemos entrenado la parte psicológica también.
¿El arreglo para el retorno al país cómo se dio?
Estábamos siempre en contacto con la embajada y en los últimos días nos dijeron de un vuelo humanitario suizo, ellos enviaban un avión para Quito para recoger a su gente y seguir para su país. Los trámites los arreglaron entre las embajadas, estábamos en lista 40 ecuatorianos, al final salimos 27; de los demás ya era personal si salían o no.
¿Pero ustedes seguían en Cochabamba?
Sí, y para llegar a La Paz nos ayudó la embajada, así como a los ecuatorianos en distintas ciudades. Viajamos en auto seis horas, debíamos salir el viernes pero el vuelo demoró, así que salimos la madrugada del sábado. Cumplimos los procesos sanitarios y de protocolo; ahora, a cumplir el periodo de aislamiento.
En cuanto al entrenamiento, ¿cuál es la afectación?
Lamentablemente lo que hemos hecho hasta ahora no representa ni el 30 % del trabajo habitual. Para un deportista de alto rendimiento, y sobre todo en mi caso como nadador, este tiempo en Bolivia y hasta llegar a casa serían como 40 días sin poder trabajar en el agua, eso es como ocho meses sin tener un entrenamiento a fondo. Por eso, debemos empezar una planificación para poder recuperarnos lo más pronto.
¿Cómo definiría esta situación extradeportiva pero que afecta al mundo?
Es de las tantas experiencias, es difícil poder explicar. Tristes por las consecuencias, por tantos fallecidos, sabemos que será duro recuperarnos, pero hay confianza en que todos nos levantaremos y saldremos más fortalecidos.
45
DÍAS EN BOLIVIA
Equipo de aguas abiertas viajó a un campamento. Desde el 20 de marzo no entrenaron debido a las restricciones bolivianas por la pandemia, que cerró fronteras para su regreso. (D)