25/04/2024

Ricardo Vasconcellos Rosado: Pugna en la FEF: La distorsión mental de Egas

Domingo 10 de Mayo del 2020

Ricardo Vasconcellos Rosado: Pugna en la FEF: La distorsión mental de Egas

En un fútbol empobrecido, Egas le paga a Cruyff y su cuerpo técnico 6 millones de dólares anuales (...)

En un fútbol empobrecido, Egas le paga a Cruyff y su cuerpo técnico 6 millones de dólares anuales (...)

Nueva Jersey -

Declaraciones altisonantes, cartas abiertas, informes públicos, demandas judiciales, recursos ante la FIFA, reclamaciones ante la Conmebol, un dirigente encaramado en el poder del que no quiere bajarse y otros tirando de la silla para ponerlo de traste en el suelo y asumir el mando. Todo esto en medio de una tragedia universal y de un país sumido en un pantano de muerte y corrupción.

El escenario de este drama es la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), que vive ya 22 años de descrédito, corrupción y autoritarismo. Todo empezó en 1998 cuando los clubes y asociaciones eligieron a Luis Chiriboga Acosta, quien convirtió esta institución en su feudo con la complicidad de un periodismo ávido de favores, prebendas y viajes que a veces eran excursiones familiares, y de clubes y asociaciones que se sumaron a los tristemente célebres “Chiritours”. Muy pocos enarbolaron el pendón de la decencia y la dignidad a costa de su empleo, de persecuciones y amenazas con la justicia.

Todo esto duró 18 años hasta que Loretta Lynch, fiscal general de Estados Unidos, destapó la alcantarilla de los sobornos, el enriquecimiento ilícito y el lavado de dinero en el fútbol. Muchos capos del mundo del fútbol fueron y siguen yendo a la cárcel. En Ecuador no pasó nada y en la FEF limpiaron a Luchito y los demás del directorio subieron un peldaño en la escala del silencio y la complicidad y todo siguió igual.

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Carlos Villacís, el silencioso aprobador de todas las tropelías, llegó adonde lo llevó su rentable discreción y asumió la presidencia. Contra la opinión del país contrató como técnico a Hernán Darío Gómez, un desacreditado e irresponsable farandulero, y le asignó los derechos de televisión del campeonato nacional y los partidos de la selección a GolTV, una empresa del ultrapoderoso Paco Casal. Nadie sabe cómo superó los escollos judiciales, pero lo hizo poco antes de terminar su mandato.

El ambiente del fútbol era irrespirable cuando apareció un grupo de dirigentes empeñados en terminar con la ignominia. Clubes y asociaciones decidieron que se vayan todos y llegó un nuevo grupo encabezado por Francisco Egas, de las filas de la Universidad Católica de Quito. Se eligió a los directivos y estos, a su vez, nombraron a Egas como presidente. En Diario EL UNIVERSO, el 1 de febrero de 2019, apareció su primera declaración: “Prometimos un cambio y a eso apuntamos. Queremos que esta federación sea transparente, que se sepa lo que pasa, cómo pasa y por qué pasa. Todos tendrán información de lo que suceda. Nuestra propuesta es mejorar y transformar. Vamos a cumplir nuestras promesas”. A la luz de los acontecimientos que han sobrevenido todo fue una impostura. Egas denunció los derroches y la calamitosa situación en que Villacís dejó a la FEF: una herencia de cheques sin fondos y una deuda de más de 7 millones de dólares. Prometió una auditoría y una denuncia pública de los autores del despilfarro. Fue la segunda mentira.

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Egas criticó la apresurada elección del Bolillo Gómez, pero pronto se descubrió otra impostura. En Colombia, en una rueda de prensa, al ser preguntado sobre el papel del técnico Gómez, después de dos partidos de preparación jugados para el horror, se levantó indignado y golpeando la mesa con el puño gritó a los periodistas: “¡Mucho cuidado, con el Bolillo no se metan!”. Su percepción sobre el trabajo del mago de la cumbia había cambiado totalmente.

Otra promesa de Egas descubierta como una mentira ocurrió en la Copa América 2019 en que nuestra selección fue vapuleada. Egas declaró antes del viaje que todo vestigio del chiribogismo había desaparecido. Durante la Copa se descubrió que el jefe de logística de un grupo de invitados de empresas auspiciantes de la FEF y de periodistas que cubrían el torneo era nada menos que el famoso escolta de Chiriboga, Vinicio Luna, sobre quien pesaban dos condenas. Egas dijo que le “sorprendía” la presencia de Luna en el hotel de la Tricolor porque “no corresponde”. Pero una fuente de este Diario aseguró que Luna almorzó con la dirigencia de la Ecuafútbol antes de jugar con Uruguay en esa Copa América.

A excepción de sus socios de AFNA, no hay en el país alguien que piense que Egas está en capacidad de conducir al fútbol nacional después de lo ocurrido en estos días.

Es tanta la distorsión mental que Egas tiene con la realidad o su deficiencia intelectual le impide reflexiones serias que el 4 de agosto, cuando se trataba el despido del Bolillo Gómez, que le costó al país casi dos millones de dólares, declaró para asombro de todo el país: “Despidamos al Bolillo Gómez como lo que es, como un héroe que hizo mucho por el fútbol ecuatoriano”. Alguien con esas ideas está más para el diván del psiquiatra que para dirigir una institución tan trascendente como la FEF.

Ángel Esteban, escritor y periodista español, dice en uno de sus libros: “En la lexicología posmoderna se suelen utilizar sintagmas como ‘erótica del poder’ o ‘borrachera del poder’ para describir el vicio en el que incurre aquel que ha experimentado profundamente el placer de mandar en una institución cualquiera. Generalmente los que han gobernado de un modo absoluto no piensan en abandonar el poder y se sienten muy cómodos en su papel de dueños de todo lo que les rodea, porque les permite ser arbitrarios. Una atracción que se autoalimenta y es insaciable”. La razón de esta cita se halla en la conducta de Francisco Egas al frente de la FEF.

A excepción de sus socios de AFNA no hay en el país alguien que piense que Egas está en capacidad de conducir al fútbol nacional después de lo ocurrido en estos días, y antes en la contratación de un grupo de españoles para “modernizar” y “darle una organización empresarial” a nuestro balompié. Sobre todo después de aquella francachela en que se presentó a Jordi Cruyff entre humo artificial, ruido de rock pesado y papelitos de colores que le costó a la FEF más de 200 000 dólares. En esa frívola escena prometió que, bajo su conducción e inteligencia, con una tropa de administradores y técnicos recién descendidos de las carabelas, en diez años íbamos a estar entre los diez mejores equipos del mundo.

Egas está atrapado en las redes de lo que Pablo Knappe llama “psicopatología del poder”. Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado. Cree que es especial y que solo puede ser comprendido por, o relacionarse con otras personas que son especiales (Esteban Paz, Michel Deller) o de altos estratos. Carece de empatía; es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos o necesidades de los demás. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias. No creo que tenga mucho que ver el suculento plato de 20 000 dólares mensuales que entrega la Conmebol a los presidentes de las federaciones, porque Egas parece no tener idea del valor del dinero. En un fútbol empobrecido, con clubes en su mayoría en quiebra o cerca de ella, le paga a Cruyff y su cuerpo técnico 6 millones de dólares anuales. Contrata secretarios administrativos y técnicos traídos de España con sueldos que sobrepasan el millón de dólares. Todo por sobre la opinión de sus compañeros de directorio.

Egas padece de una peligrosa abstracción de la realidad. Cruyff no ha trabajado en campo un solo día, se fue a España sin permiso de la FEF para cumplir su trabajo de comentarista de una cadena. No tiene fecha para volver, pero sigue cobrando. Para el despistado presidente, según una declaración al programa Mundo Deportivo, de la capital: “Al cuerpo técnico de la selección ecuatoriana lo he visto trabajar como ningún cuerpo técnico anterior. Prefiere trabajar en silencio. Creo que nos olvidamos que él (Jordi Cruyff) viene de una sociedad (europea) que está adelantado en lo que estamos viviendo en los actuales momentos. El cuerpo técnico de la selección ecuatoriana ve al menos 40 partidos por semana. Realizan un trabajo silencioso observando a todos los jugadores ecuatorianos”. Con razón lo han degradado. (O)

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