Después de varios meses de desconsuelo, durante los que entendimos que la vida era más importante que el resto de actividades, y cuando parecía que los bates, guantes y pelotas tenían que seguir guardados, algunos campos del béisbol porteño abrieron sus puertas para recibir a sus cultores. Por la pandemia algunos centros deportivos siguen cerrados, llenos de oscuridad y abandono. Solo quedan sueños y recuerdos de grandes gestas y ejemplos de esfuerzo, disciplina y dedicación. Fueron meses de muchas penas por tantas y tantas partidas de hijos sin bendiciones y padres sin despedirse. Son ausencias irremediables.
Hubo razones suficientes para dejar todo para cuando bien se pueda y pasen todas las amenazas. Pero en medio de un listado cada vez más largo de personas que se marcharon, y mientras andábamos atareados en hacer una gambeta o darle un fuerte batazo al COVID-19, hubo quienes se llenaron de valor, aplicaron exigentes protocolos de bioseguridad y cantaron play ball.
La Federación Ecuatoriana organizó cuatro torneos selectivos desde el 3 de noviembre pasado, con la firme esperanza de poder concurrir a campeonatos internacionales en este 2021. En primera división se jugó con ocho novenas, y Liga Deportiva Estudiantil, después de 48 años, volvió a conquistar un título, que se definió en dos duros partidos frente a la Universidad de Guayaquil. Lo llamativo fue el accionar de algunos peloteros venezolanos de gran nivel. Varios son profesionales activos que buscaron estos rumbos debido a que se habían cerrado las sucursales y academias en otros países por la crisis sanitaria.
La Liga Miraflores canceló un campeonato internacional en homenaje al bicentenario de la Independencia de Guayaquil y un par de giras al exterior. Nunca en su historia, desde 1974, se dejó de jugar. Con esfuerzo y normas sanitarias se logró desarrollar el certamen oficial cuadragésimo séptimo, con la participación de 22 equipos en cinco categorías con sus respectivos playoffs.
En cachorros nuevamente Emelec y Oriente jugaron la final que se definió con jonrón pegado por Reinaldo Acurero, con un compañero en circulación. Luego se subió a la loma para sacar los tres últimos outs y asegurar el título para los orientales. De manera simultánea, en la categoría pony, los Cardenales tomaron ventaja 8-1, pero otra vez se comprobó que para ganarle a Oriente hay que jugar hasta el ultimo episodio. Su ofensiva marcó tres carreras con triple de Andrés Acurero para volver a la pelea y en el sexto anotaron seis, y luego Mathew Mora hizo la carrera de la victoria 11-10.
El cierre fue dramático, porque Cardenales bien pudo empatar y ganar, pero dos corredores fueron retirados en el preciso momento de llegar al home plate intentando anotar las carreras que les podían haber dado el campeonato.
El tercer título de Oriente fue en juvenil menor. En esa división también fue Cardenales el doblegado y de manera contundente: con pizarra de 13-3. Destacó el gran trabajo monticular de Gustavo Portalanza, que contuvo la fuerza roja y propinó ocho ponches; fue designado ‘jugador más valioso’ y estuvo apoyado por el bateo de Patricio García, que pegó con dos sencillos y anotó dos carreras. Faltan por conocer los resultados de las finales entre Indios y Oriente en potrillos, y Fatty y Oriente en juvenil mayor. Así, el club Sport Oriente podría sellar una campaña notable que talvez no habríamos podido atestiguar.
La cancha de El Recreo fue rescatada ante la amenaza de la invasión del predio, por lo que el Comité de Béisbol de Fedeguayas convocó a entrenamientos con revisión médica, desparasitación, vitaminización de peloteros; y entregó un nuevo cargamento de implementos para desarrollar un campeonato interno.
El estadio Yeyo Úraga no se usó; está sometido a un plan de recuperación total del terreno. Algunos diamantes y escenarios están inactivos en este periodo tan difícil —en el que lo poco que se pudo hacer parecería mucho—, sin embargo, se mantuvo encendida la llama de la esperanza y volvieron la alegría y el colorido que generan los niños y jóvenes cuando practican deporte. (O)