El bajón de Independiente del Valle le llegó en el peor momento posible. Después de un primer semestre sobresaliente, en el que ganaron la Recopa Sudamericana, ganaron la primera etapa de la LigaPro y se clasificaron a los octavos de final de la CONMEBOL Libertadores, la segunda parte del año no arrancó como planeaban.
Los Rayados se quedaron otra vez en octavos de final, como en 2020 ante Nacional de Uruguay, y ahora les queda pelear en el torneo local, en el que ya son finalistas.
El equipo se armó pensando en ser protagonistas de la Libertadores y llegar lo más lejos posible. Aquello no se logró, porque tenían pensado llegar a instancias decisivas y no quedarse en octavos.
Sin duda, la plantilla de Independiente es una de las más ricas en el ámbito local y ahora trasladará todo ese contingente al fútbol local. Sin poder pelear en dos frentes, ahora la meta es ser campeón directo.
Para volver a la pelea, Independiente debe volver a su buena racha. La primera etapa la ganó con 4 puntos de diferencia sobre el segundo, ganó 11 partidos, perdió 3 y empató solo uno.
Tras perder en su visita a Mushuc Runa, los dirigidos por Martín Anselmi quieren recuperarse del golpe. En la segunda fecha se enfrentarán a Cumbayá en casa.
El factor económico de la eliminación de la copa
Otro aspecto es el económico. Si bien el equipo no pasa por necesidades y es el más estable por su solvencia dirigencial, dejó de percibir dinero por avanzar de rondas en el torneo. Los clasificados a cuartos recibirán $1,7 millones, los semifinalistas $2,3 millones y el campeón se llevará $18 millones.