¡Mi gente! ¿Cómo están? Felices Fiestas patrias. Algunos están de viaje, pero nosotros seguimos trabajando para traerles todo el ‘aguadito’ que tanto les gusta. Este fin de semana largo no puedes dejar de ver nuestro programa y leer nuestras historias. Esta vez, nos toca conocer el otro lado de la familia Guizasola. El popular ‘Totito’, Guillermo Guizasola cuenta su verdad en ‘La Fe de Cuto’ y hace picantes revelaciones. Nadie se salva.
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“Vas a crear un monstruo”, me advirtió su hermano Roberto Guizasola, pero yo creo que siempre es bueno conocer las dos partes de la historia. Guillermo, como buen pata, nos cuenta ‘la firme’ sobre por qué el equipo de Alianza Lima que integró no llegó a triunfar por una decisión de un gerente íntimo.
Asimismo, Guillermo no se guarda ni una y cuenta varias de las ‘perlitas’ de su hermano Roberto, a quien acusa de ser el culpable de todos sus males, jajaja. Arrancamos, mi gente. Y ya saben, jamás olviden de que la fe es lo más lindo de la vida.
¿Cuéntanos tus inicios en el fútbol?
Me inicié en la escuela de fútbol de mi tío Inocencio La Rosa en Puente Piedra, cuando apenas tenía entre 8 a 9 años. Mi tío nos veía jugar a Roberto y a mí en la calle con dos piedras y una pelota, decidió llevarme a esa escuela y ahí empezó nuestra historia, luego mi tío me llevó a Alianza Lima.
Tú eres el primero en llegar a Alianza Lima...
Por favor, no me faltes el respeto, que quede claro eso.
Lo que sucede es que el señor ‘Tony Montana’, tú hermano, me ha contado otra historia.
Estuve en la escuela hasta los 11 años y luego mi tío me llevó a Alianza Lima, un día me dice: “Sobrino, agarra tus chimpunes vámonos”. Yo no sabía a dónde me llevaba. “Pero, tío, a dónde vamos”. “Agarra este carro, la D, que te llevaba hasta 28 de julio, te bajas en Abtao y vas de frente”. Entonces nos fuimos los dos juntos al estadio de Alianza Lima, pero no sabía que yo iba a probarme en Alianza Lima. Lo encuentra al ‘Cholo’ Castillo y le dice: “Acá vengo a traerte a mi sobrino, que se pruebe. Si no te sirve, lo botas nomás”. Me dio un sol para regresar por donde vine y se fue. Tenía 11 años y me quedé hasta los 22 años.
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¿Cuántos llegaron de tu promoción?
De mi promoción éramos como 30 y llegamos 5 a la profesional.
¿Tenían que llegar y qué pasó?
Hicimos todo lo mejor, desde los 12 años hasta los 17 y bueno nos fuimos a España, acá campeonábamos a cada rato, y realizamos una gran presentación.
EL MILLÓN DE DÓLARES DEL VILLARREAL
Se fueron de gira.
Nos fuimos a Valencia a jugar un campeonato donde enfrentamos a Barcelona, Real Madrid, Sao Paulo de Brasil y varios equipos de todo el mundo. Quedamos tercer puesto, pero por una tontería.
Tercer puesto en ese nivel.
Campeonó Barcelona, segundo Sao Paulo y tercero nosotros, me acuerdo que una vez fuimos a jugar al complejo de Villarreal.
¿Cómo les fue?
Le metimos 8 a 0 al Villarreal. No sé cómo hicimos todos los goles, pero fue 8-0. Ganamos muy bien. Acabó el partido y se acercó el presidente de Villarreal para hablar con un dirigente de Alianza Lima que viajó con nosotros y dijo que quiero comprar su equipo, le doy un millón de dólares, ahorita, y el dirigente le dijo no, tengo otro proyecto con este grupo le respondió el dirigente, pero el español insistió y dijo le doy millón y medio, ya para nadie dijo, el dirigente de Alianza Lima dijo es un proyecto grande de 5 millones. “Demasiado”, dijo el español, “pero te doy un millón 750 mil dólares”.
El dirigente quería 5 millones...
Sí. Entonces, tras el campeonato, todos regresamos por el proyecto, nos fuimos a jugar al Bella Esperanza en segunda, quedamos terceros de nuevo, ya esa era nuestra última chance de quedar en primera porque nos prestaron a todos al Alcides Vigo. Yo no quería ir, pensé en trabajar en construcción con mi hermano, me estoy yendo de Alianza Lima y me cruzo con el ‘Chino’ Rivera y me dice: “Hijo, por qué no estás yendo a entrenar con tu grupo”. " No, profe, no tengo para pasaje”, respondí. “¿Cuánto necesitas?”, dijo el profe. “5 soles”, le dije. “Ah, ya. Toma hijo, pero anda, nunca dejes de entrenar, tú juegas bien”, me dice.
¿Entonces eras igual que Tony Montana?
Voy a entrenar, primer entrenamiento y veo una mesa de dinero, cualquier cantidad de plata, era adelanto de sueldo, eran como mil soles 800 soles y chape todo. Le agarre el gusto a los primeros 6 meses, la plata adelantada pero luego ya no pagaban.
¿Comenzaron los problemas?
Guerreamos hasta el último, ya en noviembre y diciembre nos vamos a la casa a la tienda de un dirigente de Alianza Lima, me acuerdo que era el tesorero de Alianza Lima. “No tenemos para pasajes, por favor, apóyenos ya falta 1 mes”, dijimos. “Vengan, les voy a dar para pasajes”, respondió. Fuimos desesperados todos en mancha, pero el final no conseguimos más que vayan a recoger su carta libre para que se vayan del club. Al otro día todos los negros en Matute para recoger su carta de jugador libre.
¿Así acabó el proyecto del equipo?
Imagínate. Estaban ofreciendo 1 millón y medio de dólares.
¿Sacaron a todos?
Todos con su carta, me acuerdo que llegue tarde ese día, como siempre, llegue tarde, venía desde Puente Piedra hasta Matute, entonces empiezo a esquivar a mis amigos que estaban ahí con sus cartas, algunos lloraban, otros preocupados, empiezo a pasar, entro a recoger mi carta. En mi cabeza me veía agarrando mi lata de aceite para empezar a cargar la mezcla y llenar techo, pensé ser gasfitero, subo a las oficinas y me encuentro a la señorita Rosa Cárdenas, empieza a buscar mi carta. “Veo no tú no estás, anda adentro a firmar tu contrato”, me dijo. Ni siquiera vi cuánto había, por cuantos años, yo fui agrandado, me arranqué más rápido.
Corriendo te fuiste...
Me fui corriendo, ni la copia pedí, pero triste por mis compañeros porque era muy bonito grupo, grandes jugadores, pero la mayoría se perdió, se perdió a raíz de eso, entonces de mi categoría nomas quedaron 5 de 30 que éramos y jugadores que de verdad valían la pena porque eran monstruos jugando.
Una pena...
Así acabó ese grupo de jugadores, que era el proyecto de Alianza Lima y por el cual el Villarreal ofreció un millón, 750 mil dólares.
Te quedaste para el primer equipo para debutar en la primera división.
Debuté el año 2003 y me quedé 2 años.
¿Quién era el técnico?
Cuando me dan esa noticia estaba el ‘Chepe’ Torres.
El colombiano...
‘Chepe’ Torres no me hizo debutar porque yo pesaba 62 kilos y cada vez que me llamaba para pasar por la balanza no llegaba al peso ideal. Era un palo, puras costillas nomás, tenía un entrenamiento especial, comía hasta triple.
No agarrabas masa muscular...
Así es. Y el satanás de Roberto se burlaba de mí. Hacía de todo, gimnasio, vitaminas, comía tres veces, tres almuerzos, me pedían llegar a los 68 kilos, creo que no iba al baño como 2 o 3 días con tal de subir de peso, así estuve como 6 meses.
Es verdad que tú le salvaste la vida a tu hermano Roberto...
Te voy a contar la verdadera historia. Me fui a Alianza Lima a los 11 años, un día regresaba de entrenar en el micro en eso veo a un negrito que salta por los micros y jalaba gorra y corría dije quién será y de ahí veía a uno medio gordito que pulseaba, señalaban y el gordito que jalaba gorra se la pasaba a uno que corría muy rápido.
¿Un gordito?
Ese gordito es conocido tuyo.
¿Quién es?
Fritz Sport.
Nooo.
No te estoy mintiendo, tú me estás preguntando y estoy bajo juramento por tu hermano Fritz Sport y Roberto Guizasola.
No seas así, no seas malo con tu boca.
Estoy diciendo la verdad.
De Tony puedo creerlo, pero de Fritz Sport, tu aliado para el éxito, también andaba por esos pasos. Estamos hablando cuando tenían 10 años aproximadamente. ¿Qué hiciste?
Hablé con él. “Hermano, escúchame, por qué robas gorras”, le dije. Me dice: “Mano, yo jamás”. “Pero si te estoy viendo, por qué estás robando. Ese gorrito de dónde lo has sacado”, le digo. “Eso me han regalado”, me dijo y yo le respondí: “He visto que estás robando, hermano. Te voy a llevar a Alianza Lima, te voy a salvar la vida, para que no estés haciendo tantas tonterías”.
¿Y cómo lo tomó?
Esa noche durmió con sus chimpunes puestos. No lo podía creer.
Ahí llega a conocer a Paolo Guerrero.
Paraba con Paolo Guerrero para todos lados, luego se juntan con Jefferson Farfán cuando llaga a Alianza Lima después de haber estado en Municipal. Ya se juntaban los 3, la gente se le corría a ellos porque pasaban los 3 y ya te estaban alucinando, ja ja ja. Se reían, te insultaban, seguían y si tú no pasabas rápido esos te seguían haciendo leña hasta que tú perdías los papeles, tenías que corretearlos para pegarle porque eran insoportables.
Cuéntame esa anécdota que Gustavo Costa te agarro prácticamente de cábala.
Así campeonó los 2 años. Jajaja.
A ver cuenta...
Al principio jugaba por ser de la sub23, jugué algunas fechas, hasta que me expulsaron en un partido que íbamos ganando 5-0, me acuerdo ante Atlético Universidad de Arequipa y dejé de salir dos o tres fechas, bueno y de ahí me empezaba a convocar el profe, pero como jugador número 19.
Ya porque son 18 los que concentran.
Eran 18 nomás los que entrenaba en la banca y yo era el 19 y así se había dejado de ganar tres veces y con eso formula volvimos a los triunfos.
LA ANÉCDOTA CON JULIO CÉSAR URIBE
Cuéntanos la anécdota que tuviste con Julio César Uribe.
Fue en el año 2006 en Cienciano. Un día nos manda a calentar rápido, jugábamos a las 3, pero recién era las 2 de la tarde, yo estaba de suplente. Se fueron todos, me quedé amarrando los zapatos y el profe se mete al baño. Era tanta la confianza que agarre un balde de agua y se lo tiré, me fui corriendo, bajé corriendo y luego salió el profesor con su moño todo chorreado de agua el moñito que tenía levantado y con frío y dijo: “A ver, quién pinche su madre me ha tirado agua”.
‘Pinche su madre’, así dice cuando se molesta.
“Pero espera que lo vea nomás”, dijo. Yo estaba con unos zapatos verdes y cuando me acerqué a echarle el agua vio los colores de mis chimpunes, yo era pues, subí y me golpearon arriba, más golpe me cayó. Me boxeo, pero mal, me metió golpe en las costillas.
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Eso duele.
Tuve que aguantar nomás, pero tanta era la amistad que hice esa travesura.
‘MI HERMANO ME QUISO MATAR’
En Cusco te pasó el tema de la operación a la cabeza.
Me detectaron un coágulo de sangre en la cabeza. Pero te quiero contar que eso me pasó cuando yo era niño y fue por obra del satanás de mi hermano Roberto. Yo lo puedo denunciar a él, lo puedo mandar preso ahorita.
Cuéntame, ¿qué pasó?
En primer lugar el señor me empujó de un segundo piso.
Osea que tenía un instinto de asesino.
Siempre mi hermano me ha tenido celos, esa es la verdad.
Tú eres bien charlatán.
Te estoy diciendo la verdad, Cuto, y ahí está mi hermana presente que te puede corroborar todo lo que te estoy diciendo. Un día mi mamá nos sube al segundo piso a bañarnos a los dos y el satanás me empujó, caí y me desmayé hasta ahorita me duele.
No lo puedo creer.
Y no fue una vez por si acaso y se empezó a reír, yo escuchaba la risa de él.
Tipo Damián era Tony Montana.
Mi mamá lo chapo y le metió más golpe ahí en la tina, le dio de alma, pero de ahí cuando me recogieron todo doblado él se reía.
Te ha podido matar....
Me ha podido matar, esa no fue la única vez, ha habido como 3 veces de esas cosas.
Te ha querido asesinar...
Claro. Hubo otras oportunidades que me tumbó y me desmayé como 20 veces y a raíz de tantos goles en la cabeza me quedó esos coágulos.
Por eso ahora entiendo por qué no quería que te entreviste. Me dice ‘le estás dando vida’, me dice ‘estás creando un monstruo’...
Para que veas que ahora ya todo tiene sentido. Es malo. Es más mi mamá un día dijo yo no sé qué les pasa a estos si yo los parí bien lo que pasa ahora ya no es culpa mía.
ERICK DELGADO Y EL PATADÓN A PAOLO GUERRERO
Guillermo, cuéntanos de esa anécdota con Erick Delgado con la sub 23.
Ese fue en el 2003 con la selección sub 23 en Chile, me acuerdo que estaban estos tres, imagínate.
¿Quiénes?
Jefferson Farfán, Roberto (Guizasola) y Paolo Guerrero, estábamos juntos, íbamos a jugar con Colombia y empiezan a fastidiarlo a Erick Delgado, los tres. “Oe, loco, tú eres grandazo, pero no agarras nada, ja ja ja”, se reían, pero se reían los tres nomás y se chocaban las manos y todo. “Oe, loco, pero así en serio, tú eres malo ja ja ja”, se reían. Le tocó a Paolo Guerrero: “Oe, loco, en serio hay que cuidar que no pateen al arco porque todo es gol contigo”. No aguantó Erick, se paró y le metió un patadón a Paolo pum y los otros negritos se asustaron y se corrieron ya no volvieron a decir nada.
El Loco es más grande...
El loco estaba grandazo en ese tiempo. “Ya me tienen cansado”, grito, se paró y le metió un patadón a Paolo. “Oe, loco, qué tienes”, dijo Paolo y los otros dos negritos arrancaron en una. Jajaja.