Organizó todo, en silencio: le dijo a su familia que ese día saldrían a pasear, pero que antes necesitaba que lo acompañen. Llegaron al lugar. Quienes saben con detalle la historia sabrán perdonar la infidencia: cuando la puerta de la enorme casa se abrió se le cayeron las lágrimas a su mami China, como él la llama. “Esto es tuyo”, le dijo. En el Día de la Madre 2020, Alexander se lo había prometido en un post en Facebook: “Sabes que haré todo lo posible para darte lo que te mereces (...) ¡Haría un libro con todos tus esfuerzos que hiciste!”. Y lo cumplió.
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