Barcelona ganó con muy poco en su primer partido de LaLiga en el estadio Lluís Company de Montjuic
BARCELONA.- El campeón Barcelona estrenó su casillero de victorias en la Liga sufriendo y padeciendo hasta el límite ante un Cádiz que le aburrió y agobió casi tanto como lo hizo el Getafe en el debut del campeonato. Tardó 82 minutos hasta que un pase filtrado, por fin bueno, de Gundogan lo aprovechó Pedri para superar al monumental Ledesma. Después, en tiempo añadido, Ferran resolvió la victoria, le dio lustre al marcador y, en cierta manera, apartó del plano lo visto antes.
Pero el Barcelona volvió a mostrar las mismas carencias de la pasada temporada, cuando conquistó el título asentándose en una excelente defensa (la menos goleada del campeonato) pero siendo el equipo menos goleador que se recordaba en el campeonato. Y el nuevo curso no ha mejorado, de momento, esa sensación. De hecho no ha mejorado casi nada de momento.
Al empate insulso y protestado en Getafe siguió un estreno liguero en Montjuic decepcionante frente a un rival igualmente ordenado, duro cuando fue menester y agobiante para un rival sin ideas. Apostó Xavi por reforzar el centro del campo y dar entrada en el once a Lamine Yamal, récord de precocidad en la historia del club en el torneo, pero el Barça se mostró como un equipo plano en el que apenas sobresalió el descaro, calidad y atrevimiento, del joven canterano. Más allá casi nada.
Por cierto, el Getafe al que no pudo ni supo derrotar el Barça justificándose en dureza, pérdidas de tiempo y demás el Girona de Michel le tres goles casi sin despeinarse. Las comparaciones pueden ser odiosas o pueden considerarse, en fútbol, fuera de lugar, pero contemplar el juego sin ritmo, cansino y previsible del campeón invitó este domingo a preguntarse de qué manera pretende animar a la afición a subir a la montaña olímpica, donde se citaron 39 mil 603 aficionados en este primer partido oficial.
Fue Conan Ledesma el responsable principal de que el Cádiz abrazase el empate hasta la recta final del partido. Lo fue tal como puede apuntarse que a los seis minutos Lamine Yamal fue empujado, penalti, dentro del área. Se podrá justificar, como siempre, que la suerte no le quiso acompañar al Barça y explicar muchas otras cosas... Pero la sensación de descontrol y ausencia de mando del campeón fue igualmente preocupante.
Encerrado atrás y utilizando todas sus armas, el equipo de Sergio González le supuso un hueso muy duro de roer al campeón... Que tal como ganó pudo no hacerlo a la vista de las ocasiones, contadas pero peligrosas, de un Cádiz que se bastó para dejar más preguntas que respuestas en el aire azulgrana.
Dos a cero y a otra cosa. Un partido que no pasará a la historia más que por ser el primero oficial del Barça en Montjuïc, como local, desde septiembre de 1996. Futbolísticamente, sin embargo, habrá que esperar que este equipo mejore, y no poco, más allá dela excelente aparición de Lamine Yamal.