La primera vez que el apellido Advincula apareció en El Comercio fue a propósito de un gol que luego su suplemento deportivo premiaría como el mejor de la temporada 2010. Un golazo de Cristal a Intigas hecho por un jugador al que la prensa -por físico atlético y rush de velocidad- había apodado “Usain Bolt”. Decía El Comercio: " Advincula probó ser más que un velocista. A los 89′, con el partido 1 a 1, recibió la pelota en su cancha y se dispuso a emprender una carrera. Puso primera y pasó como postes a Chemo Ruiz y Vásquez. Ya a todo tren y en el área rival se quitó de encima a Montalva y dejó en ficha al portero, para sellar el triunfo de Cristal y protagonizar el mejor gol del 2010″. Y se agregaba: “El gol de Advincula hizo ver los de Vitti a León y Trujillo a Total Clean como simples, como conquistas terrenales. Los lectores así lo entendieron en la votación web; un premio muy justo”.
Aquel gol, sin embargo, no era la normalidad sino la excepción en aquel primer Advíncula. Blindado con músculos de personal trainer, la estampa de un alero y el tronco de atleta de 100 metros, el chico al que llaman “Bolt” corría precipitado como una pieza ajena al resto del equipo. Su idea de ser delantero chocaba con ciertos problemas conceptuales. “Yo en Chincha jugaba arriba, podía ir por los costados o bien al centro, pero sí, admito que la Primera División ya es otra cosa; hay más táctica y estrategia, debo mejorar”, contaba para El Comercio a fines del 2010. De hecho, le costaba poner en orden sus indiscutibles condiciones físicas, parecía como pasado de velocidad y en un punto se veía torpe. Sus primeros llamados a la selección como delantero no terminaban en buenas actuaciones. Ante Chile en un amistoso en Taca, El Comercio lo calificó con 3 puntos y deslizaba una suerte de capricho del técnico Sergio Markarián en citarlo. “Cuando tiene que pasar, dispara, cuando que disparar, pasa, nadie entiende a Advíncula, solo su entrenador”. En la previa de la Copa América del 2011, le cayeron no pocas críticas. “No es jugador de fútbol”, twiteó un comunicador en algo más que un palo. O “debería dedicarse al atletismo”, bromeaba sin corazón un ex presentador de TV en su programa radial. La sensación de la prensa más aguda era que Advíncula, como Luis Guadalupe en su momento, era un biotipo que no hallaba su verdadera posición.
Luego volante mixto y extremo derecho
Terco en su idea de hacerlo “jugador de selección”, Markarián no dejó de llamarlo, pero le modificó de lugar, retrasándolo unos metros hacia la volante. Su nuevo experimento imaginaba un Advíncula como volante interior, compartiendo centro del campo con un medio posicional, como volante derecho, un 8 mixto. Dado a frases contundentes, Markarián desoía las voces criticas sobre Advíncula y en una entrevista en el El Comercio, en mayo del 2011, redobló su apuesta: “Luego de la Copa América, Advincula será transferido al exterior”. El pronostico no se cumplió inmediatamente, sino un tiempo más. De hecho, su pase a Europa no fue a ningún equipo top, sino a un cuadro ucraniano de nombre impronunciable. En una nota de Christian Cruz en Deporte Total se detallaba el pase por el que Cristal recibiría entre 200 mil y 300 dólares. “Con Advíncula el cálculo le falló a varios. Promovido a la Primera por el Aurich, llegó a Cristal vía el ‘Chino’ Rivera como gran proyecto. Con la celeste alternó buenas y malas, aunque sí tuvo una constante: le costaba el gol. En la profesional jugó 122 partidos, 97 de titular, y solo 9 tantos. En resumen, no lo venden por lo que soñaron, sino por lo que hoy pueden”. El propio Advincula en su Twitter de entonces aclaró que no se iba como delantero, sino como volante. No quería que le pidan lo que tanto le faltaba.
Después lateral
Si bien sus llamados a la selección no cesaban, en su club de Ucrania no funcionó, como no funcionó en otros clubes extranjeros de Alemania, Brasil y Portugal. No obstante, la ausencia de referentes en el lateral derecho de la selección peruana, tras haber probado con Roberto Guizasola, Renzo Revoredo, Giancarlo Carmona y Jhoel Herrera, hizo que Markarián lo citara de lateral derecho. Claro, aprovechó que en su retorno a Cristal en 2012 ya Roberto Mosquera lo había impuesto como carrilero diestro. Incluso, Roberto contó la charla que tuvo con Advíncula en la temporada 2012 para que asuma un nuevo rol. “Le dije: mira, donde juegas tú adelante, por derecha, juega Irven Ávila, ha hecho 40 goles en Huancayo. Tú en 3 años has hecho 3 goles. Ahí juegan los artistas nomás: «Mosquera, Barbadillo, Muñante». Entonces,, ¿tú conoces la canción Siéntate ahi de Óscar de León? «Sí? Ahora te voy a decir, entonces, o juegas de lateral o Siéntate ahí, como dice la canción”, reveló Roberto Mosquera en una entrevista con Movistar Deportes.
El propio Lucho dio su versión del cambio: “El profe Mosquera no me dio mucha opción, jajajaja, pero yo quería jugar como sea y ahí había lugar”. La decisión de Mosquera sumada al respaldo de Markarián en la selección le dieron a Advincula la chapa de lateral derecho oficial. Fue ahí, en el 2015, que lo tomó Ricardo Gareca y lo utilizó en una posición para la que no se formó naturalmente, sino a la fuerza y apurado por las exigencias del profesionalismo. “No sabía marcar y tuvo que aprender a hacerlo. Era un defensa por encima de cualquier cosa. Y un defensa, marca. Recuerdo un penal que comete en Asunción básicamente por falta de elementos para poner el cuerpo y presionar sin faulear”, decía Cruz en Deporte Total. La Copa América del 2015 fue el primer gran paso de Advíncula a nivel internacional. En ese torneo parecía bastante más maduro y testeado que antes. Claro, ya tenía más de 30 juegos internacionales con Perú. Él lo admite: “yo me formé casi tanto en la selección como en mis clubes”.
¿De nuevo atacante?
Si hay una virtud en Advincula es su resilencia y sus ganas de agregar cosas a su juego todos los días. Su padre, Luis Advíncula Presvítero, ex jugador del Descentralizado en los años 80, ha sido clave en inculcarle esa virtud. En 2014 el futbolista contrató un coach personal para perfeccionar su oficio en el nuevo rol de lateral y también desarrolló con más énfasis su disparo con la izquierda. Era un arma posible para un marcador que trepaba por banda, pero que si se abría en diagonal tendría más panorama al gol si sabia usar su pierna en teoría no hábil. En este andar de buscar progreso, en agosto del 2015 Advíncula confirmó lo que el columnista de Deporte Total Jerónimo Pimentel contó en su columna de El Comercio: Luis entrenó de noche con el profesor Víctor Reyes Condori. “Uno sabe de las falencia que tiene que corregir y tuve un trabajo con el profesor Reyes. Lo hacía por las noches cuando estaba en Cristal”, contó Advíncula al programa radial. El lateral contó que trabajó mucho en el tema de las proyecciones, los centros con ambas piernas, pero sobre todo en los cierres en defensa, como se vio en el duelo ante Venezuela, en aquella copa, cuando evitó hasta un par de jugadas de gol de Salomón Rondón. En realidad, toda su etapa del 2012 en adelante ha sido un crecer en ampliar sus facetas. De hecho, contra Nueva Zelanda en el repechaje 2017 casi abre el marcador con disparo de zurda. Y ya con Boca en esta versión 2023 reciente logró lo que hace un tiempo parecía imposible: 3 goles en copa, los tres de zurda.
Gareca, quien lo recibió ya de lateral en 2015, le destaca la superación. Y agrega sobre su etapa en Boca Juniors: “Tiene todas las posibilidades. Es fuerte, potente e inteligente. Le dije que de arranque lo iban a querer por el recuerdo de Julio Meléndez que tienen los hinchas. Siempre imagino verlo en clubes como el Real Madrid. En la copa hizo un golazo, en los entrenamientos de la selección muchas veces queríamos que haga esa diagonal y ese tipo de remates de zurda. En Boca ya juega con la misma normalidad que en la selección”, señaló Gareca en Radio Ovación. Consultado sobre si pensó en sacarlo del lateral para, como Boca, explotarlo arriba, Gareca fue claro: “sí, lo hicimos en algún partido, contra Colombia, pero nunca se hizo como algo estable ya que André Carrillo era quien ocupada ese rol y se combinaban bien jugando juntos”.
Hoy el técnico de Boca Jorge Almirón no entiende su oncena sin él. Ya sea de ‘4′ o lanzado en ataque por la banda como extremo o hasta suelto en punta, Advíncula tiene sitio en su Boca. No ha descubierto ninguna posición nueva para Lucho, pero sí tiene el inmenso mérito de haber abierto la puerta del reencuentro de Luis con aquella versión atacante, la que inició sus sueños chinchanos, la que imaginaba golazos que hoy, al fin, ya tocan la red.