El FC Barcelona, enfrentado a desafíos económicos, no puede negar la urgencia de enriquecer su equipo con talento de élite, dada su delicada situación actual. Hasta ahora, ha visto esfumarse dos de los cuatro títulos que esperaba conquistar esta temporada: la Supercopa de España y la Copa del Rey, y el panorama no mejora, pues el trofeo de LaLiga parece alejarse cada vez más. Con el Real Madrid liderando por una diferencia de 10 puntos y apenas 14 partidos por jugar, el futuro se muestra incierto. En este difícil escenario, una de las carencias más notoria del cuadro catalán ha sido el desequilibrio en sus bandas. Consciente de esto, el club tiene la firme intención de incorporar un nuevo extremo izquierdo para la siguiente campaña.
La partida de Ousmane Dembélé hacia el Paris Saint-Germain fue un golpe duro para Xavi Hernández, quien depositaba gran confianza en su habilidad para desequilibrar en los extremos del campo, ya sea por la derecha o la izquierda. En este último puesto, también se encontraba Ansu Fati, quien también dejó el club para unirse al Brighton en calidad de préstamo.