Los números indican que tras ganar el partido de Ida 2-3, en la vuelta como local el Barcelona consiguió completar la obra y avanzar, tal como espera concretarlo ante el PSG.
BARCELONA -- El Barça, en las puertas de la semifinal de la Champions League. El sueño de Wembley no es una quimera (ni una utopía como puede serlo pensar en alcanzar al Real Madrid en LaLiga) y este martes recibe al PSG con la eliminatoria a su favor, después de una victoria épica en el Parque de los Príncipes que sin otorgarle de forma clara el papel de favorito sí le coloca en el mejor de los escenarios.
Siempre, cuatro veces, que el Barcelona ganó el partido de ida por 2-3 en competición europea se clasificó en la vuelta jugando como local. Las seis veces que el PSG comenzó una eliminatoria continental perdiendo en casa acabó eliminado. Los tres cruces entre Barça y PSG que se iniciaron en el Parque de los Príncipes los ganó el Barcelona. La historia está de lado azulgrana... Pero como una vez avisó Luis Enrique, durante su etapa como entrenador del que ahora será su rival, "cuanto más ganas, más cerca estás de perder".
Los precedentes sonríen al Barça en la misma medida que la figura del PSG emerge como la de un enemigo tan poderoso como herido, al frente del cual se espera a un Mbappé doblemente motivado después de su deficiente actuación en París, donde pasó totalmente desapercibido y fue señalado directamente por los medios franceses.
Cinco años después de su última presencia en unas semifinales de Champions (cuando fue aplastado por el Liverpool en Anfield), el equipo azulgrana está en puertas de esa penúltima etapa continental. Solo Ter Stegen (además del sancionado Sergi Roberto) permanece en la plantilla de un Barcelona totalmente nuevo y que en una convulsa temporada llega al duelo frente al campeón galo en su mejor momento, anímico y deportivo.
Desde que perdiera (3-5) frente al Villarreal el 27 de enero el Barcelona no conoce la derrota. Son diez victorias y tres empates que sucedieron a aquella aciaga noche en la que Xavi anunció pública, y sorprendentemente, su decisión de abandonar el banquillo al acabar la temporada.
Habiendo encajado cinco goles en los diez últimos partidos, el rendimiento y sensaciones del conjunto azulgrana se ha multiplicado y una eliminatoria que hace tres meses se habría recibido con más temor que confianza se espera resolver ahora con todo el optimismo.
El Estadio de Montjuïc, en el que el Barça ha ganado los cuatro partidos disputados (Amberes, Shakhtar, Porto y Napoli) se llenará completamente este martes con una hinchada volcada por fin con su equipo y expectante por la respuesta que prepare un Luis Enrique que, se sospecha, guardará alguna sorpresa inesperada.
No se esperan, en cambio, sorpresas en el once que presente Xavi, pendiente apenas de saber quien ocupara el puesto de mediocentro tras las bajas por sanción de Christensen y Sergi Roberto. Se aventura que sea De Jong, acompañado de Gundogan y Pedri en el centro del campo, repitiéndose el resto de la alineación de París en una noche que confía el barcelonismo celebrar.
Una noche épica para guardar en los libros de historia. Esos que recuerdan que un 16 de abril, de 1986, el Camp Nou disfrutó de una remontada legendaria ante el Göteborg en las semifinales de la vieja Copa de Europa, igualando el 3-0 de la ida con un hat-trick de Pichi Alonso y clasificándose para la final en la tanda de penalties.
Una tanda de penalties a la que nadie quiere atender este martes en Montjuïc. El Barça, con grandeza, se supone que con sufrimiento y la excitación adecuada que reconoció Xavi busca una nueva semifinal. Una ronda que no disputa desde hace cinco años...