El Parque de los Príncipes está listo para presenciar un hecho histórico. La confirmada partida de Kylian Mbappé (25 años) el próximo 30 de junio marca el final de una era dorada en el PSG y el inicio de un nuevo capítulo lleno de incertidumbre y expectativas. La salida del delantero francés no es solo una simple operación de mercado; representa una redefinición total de la identidad del club parisino. Después de años de depender del goleador nacido en Bondy, los dirigentes del cuadro galo han optado por un cambio de rumbo radical, con la esperanza de alcanzar las cimas más altas del fútbol europeo.
Este cambio de paradigma ya comenzó a gestarse el verano pasado con la llegada de Luis Enrique al banquillo. La elección del asturiano como DT marcó un desvío significativo de la constante rotación de entrenadores que había caracterizado al club en años anteriores. Desde Qatar, los propietarios del PSG respaldaron firmemente esta decisión, incluso por encima de las preferencias del director deportivo, Luis Campos.