Este inicio de campaña, ya desde el mismo verano, no ha sido fácil para el Manchester United a pesar de seguir cuarto en la clasificación de la Premier, pero ha sido aún más difícil para su principal estrella, Cristiano Ronaldo, que lleva mostrando desde julio evidentes signos de frustración por su situación actual, que se traducen en una falta de gol alarmante para el máximo goleador de la Historia, y en gestos desesperados de impotencia durante los partidos.

El último de ellos ha tenido lugar este domingo en el Villa Park de Birmingham, donde el equipo mancuniano perdía 3-1 ya al minuto 59 de partido contra el Aston Villa del recién llegado Unai Emery. En una jugada de ataque del argentino Garnacho por banda izquierda, los de Ten Hag lograron un saque de esquina contra la portería de los locales, cuando el árbitro ha detenido el encuentro.

El astro portugués, que buscaba zona de remate para esa jugada ofensiva de sus compañeros, se ha enzarzado en una pelea con el defensor Tyrone Mings, después de que ambos comenzasen a agarrarse con excesiva intensidad para luchar por la posición en el corazón del área. 

Sin embargo, el “enganchón” fue subiendo de tono, ya que ninguno dejó ir al otro mientras se zarandeaban mutuamente, hasta que Mings acabó derribado en el suelo y futbolistas de uno y otro equipo llegaron para separarles, formando una tángana que solo el colegiado del encuentro, Anthony Taylor, pudo detener, saldando la jugada con una amarilla para cada uno de los protagonistas.

Temporada aciaga para Ronaldo.

Una muestra más del delicado momento profesional que atraviesa el cinco veces Balón de Oro, cuya temporada 22/23 está siendo de lo más surrealista. Primero, dejó de lado la pretemporada de los “Red Devils” para forzar supuestamente una salida a un club “Champions” que pudiese hacerse cargo de su elevada ficha, cosa que no sucedió y le enfrentó aún más a su entrenador, el neerlandés Erik Ten Hag.

Después, el comandante en jefe recién llegado para reflotar el barco a la deriva del United ha demostrado mucha personalidad en la gestión del conflicto con Ronaldo, y no le ha temblado el pulso para sentarle día sí, día también, si fuese necesario para el equipo, a pesar de que el equipo siga sin funcionar como él desea. Como respuesta, Ronaldo ha ido expresando su enfado con mayor efusividad con el paso de los días, hasta que decidió hace unas semanas, en el partido contra el Tottenham, marcharse a vestuarios antes de tiempo, resultando en una sanción para no enfrentarse posteriormente al Chelsea.

Con este encontronazo con Mings, CR7 demuestra que sigue más desubicado que nunca a nivel profesional, sobre el césped fundamentalmente, donde ha firmado un arranque de temporada muy plano, sin convertir apenas goles, con el Mundial de Qatar además a la vuelta de la esquina, lo que ha generado en el crack portugués un estado de ansiedad impropio de uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, alimentado por sus conflictos de vestuario, manifestando esa impotencia sobre el terreno de juego con gestos como el del choque con el Aston Villa.