El primer paso de Fabio Cannavaro por los banquillos del fútbol chino no fue demasiado satisfactorio, más por el extraño sabor de boca que dejó su destitución, que por el rendimiento que Guagnzhou ET tuvo con él bajo su mando. El mítico defensa italiano sustituyó a Marcello Lippi en el gigante asiático en noviembre de 2014, pero sólo seis meses después y a pesar de que el equipo lideraba la Superliga China, fue destituido para que llegase Luiz Felipe Scolari.
Es cierto que el equipo no mandaba con la autoridad esperada -Beijing Guoan estaba empatado en la cabeza de la tabla y Shanghai SIPG amenazaba a un sólo punto-, pero en cualquier caso se trató de algo sorprendente, por ese liderato y porque el equipo se había conseguido meter en los cuartos de final de la Liga de Campeones de Asia.
Después de un breve paso por el Al-Nassr de Arabia Saudí regresó a China, para sustituir a Vanderlei Luxemburgo como entrenador de Tianjin Quanjian. Quedaba medio curso para reconducir el camino y devolver al equipo a la Superliga China, y el trabajo no pudo ser más fino. Con Luis Fabiano como gran estilete goleador, Cannavaro guió al equipo al ascenso a la primera división.
La primera categoría se antojaba exigente -más sin la llegada de un delantero centro para acompañar a Pato, petición expresa del entrenador italiano- y con el agravamente que suponía el cambio de reglamentación en la Superliga, que sólo permitía tres extranjeros sobre el terreno de juego, lo que suponía que Cannavaro debía montar el bloque con un equipo “de segunda división”.
Han pasado 15 jornadas y las cosas van viento en popa. Tianjin Quanjian es cuarto en la tabla, Alexandre Pato está jugando a un nivel altísimo, Axel Witsel es el motor en medio campo, y a la espera de que llegue un refuerzo para la posición de delantero centro -Modeste estaba casi fichado pero se truncó la operación- Kwon Kyung-Won está ofreciendo un gran rendimiento en el centro de la zaga. Jugar la Liga de Campeones sería un éxito rotundo, pero llegando al ecuador de la competición, puede decirse que el rendimiento del equipo ya está superando las expectativas.